viernes, 30 de julio de 2010

Somos un País que Humilló a Hitler

La historia empieza en 1936....

Lo que no se dice de Bolívar I

Hernán Ayín Schiaffino






Bolívar era un hombre de 1.63 m de estatura y un tanto azambado, al cual desde niño sus educadores le enseñaron la historia de los pueblos particularmente la del Perú y sus riquezas y parece que, desde muy temprana edad, mantuvo una serie de prejuicios hacia el Perú.




Sin Bolívar el Perú no se hubiera independizado el año 1824. Pero sin él el Perú hubiera sido más grande y fuerte. Nuestro libertador sacrificó, expolió, engañó y cercenó al país a tal extremo, que ninguna otra nación latinoamericana jamás llegó a pagar por su independencia lo que el Perú pagó por la suya, ninguna otra tampoco estuvo en tanto peligro de perder aún más. Sin Bolívar nuestra independencia hubiera demorado unos años. Con Bolívar nuestras pérdidas fueron irrecuperables.




En solo quince meses Bolívar logró la victoria contundente que puso fin a trescientos años de colonialismo. Pero la premura por independizarnos el año 1824 nos costó, entre muchas  cosas, la pérdida de más de la mitad del territorio nacional . ¿Ha habido otro país latinoamericano que haya pagado por su independencia más de un millón cien mil kilómetros cuadrados? Bolívar no se contentó con despojarnos de Guayaquil y el Alto Perú, también pretendió apoderarse de Jaén y Maynas (que en esos tiempos abarcarían más de cien mil kilómetros cuadrados, esto es el 10% del territorio nacional actual) y regalar a Bolivia la costa desde Tacna a Antofagasta.




Otros pagos por nuestra independencia el año 1824 fueron: el continuo atropello a la constitución, el mancillamiento del parlamento, la traición a la población indígena, la restauración de la esclavitud (que había sido abolida por San Martín)  y lo peor de todo (peor aún que la pérdida de la mitad del territorio nacional) fue el mal ejemplo de caudillaje militar que dejó un libertador quien, a pesar de su carisma, indudable genio e inteligencia, no fue capaz de comprender que el Perú no necesitaba un modelo como él ni como Napoleón ni el César, sino como el de Washington o Jefferson. Por eso Bolívar al morir, no dejó ni herederos ni herencia (murió pobre y abandonado y enterrado con una camisa prestada), solo burdos imitadores y caos que hasta ahora en pleno siglo XXI siguen amenazando con sus personalidades torcidas e   ideas por demás obsoletas.




Nuestro libertador se convirtió en el peor enemigo que ha tenido el Perú en su historia. La ambición de Bolívar por desplazar a San Martín como el libertador del Perú surgió a medida que fueron aumentando sus triunfos en Venezuela y Colombia, aunque realmente fue consecuencia de un proceso que estuvo latente en su mente desde hacía mucho tiempo atrás. Sus primeros estudios como se ha mencionado, sobre la historia de los pueblos, inculcó en él una mezcla de admiración y envidia por la riqueza del Perú, unido   a un justificado desprecio a la acomodaticia sociedad limeña, que a veces hacía extensivo inmerecidamente a la población en general. Todos estos sentimientos desembocaron en un temor a que el Perú, luego de su independencia, pudiese alcanzar en América del Sur la hegemonía que ya había ejercido en la colonia.




Por otro lado, ahora que sus seguidores hablan de ir en contra del imperialismo; Bolívar, mucho antes que sus triunfos en Venezuela y Colombia   escribió cartas desde Jamaica (1815)  en las que refleja su ambición de poder y apela a cualquier recurso incluyendo someterse y negociar con el imperio del momento, ofreciendo descaradamente territorios y pueblos ajenos, así en  carta que dirige a Maxwell Hyslop, importante hombre de negocios inglés, le pide ayuda material y económica a cambio de regalarle países que no le pertenecen (Panamá y Nicaragua):




(…) Ventajas tan excesivas pueden ser obtenidas por los mas débiles medios: veinte o treinta mil fusiles; un millón de libras esterlinas; quince o veinte buques de guerra, municiones, algunos agentes y los voluntarios militares que quieran seguir las banderas americanas (…) Con estos socorros pone a cubierto el resto de América del Sur y al mismo tiempo se puede entregar al gobierno británico las provincias de Panamá y Nicaragua, para que forme de estos países el centro del comercio del universo por medio de la apertura, que rompiendo los diques de uno y otro mar, acerque distancias mas remotas y hagan permanente el imperio de Inglaterra sobre el comercio.




En otra carta, que después es conocida como la Carta de Jamaica, hace un análisis de los países de América del Sur y las probabilidades que tienen para resolver los problemas políticos, económicos y sociales. Sobre el Perú dice entre otras cosas lo siguiente:



(…) El virreynato del Perú, cuya población asciende a millón y medio de habitantes, es sin duda el más sumiso y al  que mas sacrificios se le han arrancado  para la causa del rey, (…) Chile puede ser libre. El Perú por el contrario, encierra dos elementos enemigos de todo género justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por si   mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la libertad; se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas. (…) Supongo que en Lima no tolerarán   los ricos la  democracia.




Cuando Bolívar menciona los esclavos y siervos, aludía principalmente a los indígenas, por los cuales no guardaba ninguna estimación (en otra de sus cartas decía: 'los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio moral que los guie'). Bolívar no cambió de opinión sobre los indígenas durante la preparación de la guerra por la independencia, a pesar de la ayuda que recibió de los guerrilleros indígenas y de los batallones peruanos, formados principalmente por indios.




Con ese criterio de por medio, dispuso de la vida de indígenas sin mayor reparo ni consideración. Fue así como se originó el triste, despiadado y poco divulgado asunto de los miles de peruanos que reemplazaban las bajas colombianas y que luego de la Independencia fueron enviados   con engaños a la Gran Colombia donde murieron presa de las fiebres tropicales y el maltrato.   Fueron aproximadamente 6,000 peruanos y las condiciones en que vivieron los indígenas peruanos expatriados eran lamentables. Vidaurre, (aquel intelectual que fue tan sumiso y leal a Bolívar y que posteriormente dio un giro de 180 grados convirtiéndose en   uno de sus más críticos y opositores) cuando estuvo de tránsito en Panamá le escribió al Presidente La Mar: 'He visitado los cuerpos de tropas devueltos a Colombia. En los primeros, para cada cien soldados peruanos había un colombiano . En los segundos, conducidos por el general Antonio Valero, no hay un solo hombre  que no sea  de mi país, si se exceptúa la oficialidad. ¿Pero que clase de hombres? Tomados de improviso en medio de las calles y plazas, sin respetar su edad, oficio ni pertenencia. Aquí presencie el llanto de un pintor que dejaba a su mujer y cinco hijos; aquí conocí   esclavos de muy buenos y fieles patriotas; aquí acompañé el llanto de serranos infelices que iban a morir con la diferencia del clima'.




También fueron llevados 'reemplazos peruanos' a Bolivia, pero en ese caso la cercanía y las circunstancias harían mas llevadera la ignominia, y más fácil la deserción para regresar al Perú.




La suerte final que corrieron esos miles de peruanos enviados por el libertador realmente nadie la sabe; las guerras civiles en el Perú y en Venezuela y Colombia agravaron su situación. Pasaron más de 25 años cuando en un período de cierta estabilidad política se encontró a un pequeño grupo de sobrevivientes peruanos en Colombia y otro en Venezuela. Ellos fueron repatriados en 1852 y 1857. Los jóvenes que salieron de 25 años tendrían 50. Serían ancianos, si consideramos el promedio de expectativa de vida de ese tiempo. Ningún historiador le ha reprochado esta canallada a Bolívar. Y no hablemos de las propiedades de los indígenas que les fueron arrebatadas y fueron vendidas para proveerse de fondos y por último el retorno a la esclavitud que había sido abolida por San Martín.




Por eso y muchas cosas más, es que debemos recordar esta magna fecha, a pesar de que inicialmente ese ejército libertador fue conformado por extranjeros y luego reemplazados por peruanos que fueron el cimiento del Ejército del Perú. Pero tampoco debemos olvidar lo que hizo y   pretendió Bolívar en el Perú, particularmente hoy que vemos a un sujeto trasnochado que está creando mucha inestabilidad en la región y que quiere exportar sus ideas (la difusión de su Alternativa Bolivariana para las Américas está en su propuesta de constitución que felizmente no ha sido aceptada por el pueblo venezolano en el reciente referéndum). Por eso debemos estar alertas y combatir a sus seguidores en el Perú para evitar su infiltración.

Lo que no se dice de Bolívar II

Los restos del Libertador
[Tomado de ND]


Revisando los relatos de los sucesivos enterramientos de Bolívar, no hay elementos para suponer que los restos se encontraron a salvo de los elementos. En Santa Marta fue enterrado tres veces, pues sus restos debieron ser trasladados, una vez por daños a la tumba por un terremoto (el féretro quedó parcialmente destruido), y otra vez por inundaciones en la Iglesia de Santa Marta las cuales dejaron expuesto el féretro y los restos al lodo y la humedad por un tiempo relativamente prolongado. 

Cuando los restos llegan a Caracas, son examinados por José María Vargas, quien dictamina que se encuentran en estado "deleznable" (a punto de volverse polvo) y oscuros debido a la exposición a la humedad. Se lavan los huesos, se barnizan y se rearman con hilos de plata y plomo, no sin que se pierdan muchos de los huesos pequeños como las falanges de las extremidades. 

Cuando el cuerpo se pasa de la Catedral al Panteón Nacional, nadie reabre la urna, por lo que es de suponer que no hay cambios desde 1842 hasta 1878. Sin embargo, en 1913 se procede a la remodelación del Panteón Nacional debido a que el techo se cayó precisamente sobre la tumba de Bolívar, aplastando la tapa de la urna de plomo y la de madera, cayendo ambas sobre lo que quedaba del esqueleto, especialmente hacia el lado del cráneo. 

En 1947, durante el Trienio adeco, se efectuaron remodelaciones en la Cripta de los Bolívar en Catedral, encontrándose que todas las tumbas habían sido profanadas, excepto la de María Antonia Bolívar. Lo curioso es que entre los restos esparcidos, el Doctor José "Pepe" Izquierdo encuentra los restos de un cráneo que, no sólo se encontraba barnizado, tal como relata Vargas que se hizo con los de Bolívar, sino que muestra signos de haber sido sometido a una autopsia. El único miembro de la familia Bolívar cuyos huesos estaban barnizados y que fue sometido a autopsia fue Bolívar, por lo que Izquierdo acude a la Asamblea Nacional Constituyente de la época, y una comisión encabezada por Andrés Eloy Blanco y conformada por Mario Briceño Iragorry, Vicente Lecuna y Rafael Caldera entre otros, dictamina, sin abrir la urna (por lo menos que se sepa) y con apoyo de "testimonios" de miembros de la Academia Nacional de la Historia, que los restos del Panteón son los del Libertador. 

El cráneo de la Cripta de los Bolívar desaparece después del Golpe de Estado de 1948, y el relato de los hechos sólo queda plasmado en un libro titulado "El cráneo del Libertador" editado en 1955 por el Dr. José Izquierdo. 

Ahora, personalmente, viendo el video de los supuestos restos de Bolívar, a mi modo de ver es altamente improbable que los que vemos dentro de esa urna sean los restos del Libertador. Se encuentran en unas inusuales buenas condiciones para todos los avatares que sufrieron, demasiado enteros (hasta las costillas se encuentran casi intactas) y el cráneo se encuentra sin rastros de daño. Muy raro todo esto.