martes, 14 de diciembre de 2010

Curiosidades Limeñas

A la ciudad de Lima se le ha llamado también como: 'Ciudad de los Reyes', 'Ciudad Jardín', 'Reina y Perla del Pacífico', 'La tres veces coronada villa', 'Ciudad de campanas y de campanillas' y otros títulos nobiliarios que se ganó por su belleza, poesía y cultura que en ella había. Pero, contrastando con ello, a Lima también la han llamado 'La ciudad de los gallinazos' y 'Lima la horrible'.
A inicios del siglo XVII, en el año de 1613, la ciudad de Lima tenía solamente 25,000 habitantes. Diecisiete años después, su población fue más del doble ya que, según el Padre Cobo, en 1630, Lima tenía 60,000 habitantes de los cuales 5,000 eran indios y 30,000 eran negros, el resto eran españoles. Lo que significa que, por ese tiempo, la población de raza negra era mayoría en Lima. Por ello, lo de 'quien no tiene de inga tiene de mandinga'.
Más de doscientos años después, en 1857, Lima tenía solamente 94,195 habitantes, según el censo levantado por Manuel Atanasio Fuentes. Lo que significa que en 227 años la población de Lima creció 50 por ciento nomás. El avance intenso de la población empezó a partir de 1920, cuando Lima contaba con 198,875 habitantes que creció, casi 40 años después, a un poco más de 1.5 millones, según el censo de 1961.
Un poco más de 40 años después, según el censo de fines de 2005, Lima bordea los 7.5 millones de habitantes, representando casi el 30 por ciento del total de la población en el Perú.
A muchos les gusta tener mascotas en sus casas siendo las más populares los perros y gatos. ¿A quién se le ocurriría tener un ave de rapiña como mascota? Ello sucedió en la famosa Quinta Heeren de los Barrios Altos, en Lima, donde a inicios de la década de los 40's los habitantes de dicha quinta tenían un cóndor como mascota.
'La Pochola' era el nombre con el cual se le conocía a este  personaje que llegó a ser muy popular en esa tradicional quinta limeña que forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad. 'La Pochola' solía jugar con los vecinos de la quinta y hasta con los perros que allí habitaban, pero le gustaba salirse de la quinta, de vez en cuando, y cuando la gente que circulaba por el Jr. Junín la veía, se quedaba aterrorizada y hasta el tráfico se detenía, sobre todo, cuando a 'La Pochola' se le ocurría abrir sus grandes alas. En una de esas escapadas, un tranvía atropelló a 'La Pochola' matándola y dejando muy sentidos a todos los vecinos de la famosa quinta ya que no iban a poder gozar más de la presencia y el cariño de su mascota.
En el Jirón Trujillo, distrito del Rímac, se encuentra la iglesia más pequeña del mundo, 'Nuestra Señora del Rosario', que también se le conoce como 'Capillita del Puente', por hallarse cerca del Puente de Piedra. Las dimensiones de la iglesia son de 8 metros de ancho por 12 metros de profundidad.
La hermosa estatua del Libertador Simón Bolívar que se encuentra en la 'Plaza Bolívar', frente al Congreso de la República, fue tan admirada desde su inauguración que en la ciudad de Caracas, Venezuela, hay una plaza que tiene una estatua idéntica a la que hay en la Plaza Bolívar de Lima. El gobierno venezolano, maravillado por la belleza de dicha estatua, pidió permiso a las autoridades peruanas de entonces para utilizar los moldes con que se construyó dicha estatua en Europa.
 El Amancay, una flor atractiva que es emblema de la ciudad de Lima, puede ser admirada sólo tres semanas al año brotando alrededor del 24 de junio para luego desfallecer a mediados de julio. La Pampa de Amancaes, en el Rímac, debe su nombre a la flor y fue escenario de una de las fiestas costumbristas que formaba parte de las tradiciones de la ciudad de Lima, 'La Fiesta de Amancaes'. Hoy en día, el Amancay ha desaparecido por completo del Rímac y la Pampa de Amancaes queda sólo en el recuerdo y en la letra de algunas canciones criollas que la mencionan. Pero se puede encontrar el amancay en las lomas de Pachacámac, en un área protegida que ha tomado el nombre de 'Santuario del Amancay'.
'La Huerta Perdida', uno de los lugares más tugurizados de Lima y que, lamentablemente, fue convertido en cuna y refugio de delincuentes, no debe su nombre al hecho de que la gente se pierda allí sino que durante la colonia el virrey La Serna con su esposa mandaron preparar una huerta hermosa en esa zona para lo cual hasta ordenaron que les trajeran de España cinco mil plantas. La huerta era tan bella que no sólo causaba admiración sino también la envidia de algunos que decidieron robar las plantas, de a poco, por las noches. Llegó un día en que ya no quedaban plantas en dicha huerta así que el virrey y su esposa, tristes por el hecho aquel, decidieron llamarla 'La Huerta Perdida'.
La famosa Calle Capón, que desde hace muchos años es el Barrio Chino, no debe su nombre a algún chino o palabra china, ni tampoco nació con los chinos que llegaron a Lima, como equivocadamente es mencionado por muchos. Los primeros chinos que llegaron al Perú lo hicieron en 1849 y recién en 1855 empezaron a ubicarse por el centro de Lima, especialmente en el 'Callejón Otayza' que quedaba en la esquina del actual Jr. Ayacucho con el Jr. Ucayali, donde empezaba la Calle Capón. En dicho callejón, los chinos vivían completamente hacinados durmiendo hasta en los suelos de las habitaciones.
Según el Dr. César Borja, quien por el año de 1880 hizo un estudio de las condiciones en que vivían los chinos, en el 'Callejón de Otayza' él encontró 650 chinos viviendo en 80 habitaciones pequeñísimas. En la finca del costado del callejón aquel, vivían 420 chinos repartidos en 63 celdas diminutas. El origen del nombre de la Calle Capón se remonta al siglo XVII, doscientos años antes que llegaran al Perú los primeros inmigrantes chinos, cuando en esa calle vivía un sacerdote de nombre Manuel Loayza quien tenía como apodo 'Capón', así que desde el siglo XVII esa calle se conoció con el apodo del mencionado sacerdote.
La calle Capón, en el actual Jr. Ucayali, era también una cuadra grande que abarcaba desde el actual Jr. Ayacucho hasta el Jr. Paruro; lo que significa que comprendía a las actuales 6ª y 7ª cuadras del Jr. Ucayali, como figura en el plano de Lima de 1858. Sin embargo, hoy en día llaman solamente Calle Capón, por desconocimiento, a la parte comprendida entre el Jr. Andahuaylas y el Jr. Paruro, que vendría a ser la séptima cuadra del Jr. Ucayali.
Cuando los chinos que se establecieron en Lima llamaban a comer, decían 'chi fan', que significa a comer arroz. El ingenio y la 'chispa' del limeño relacionaron aquello con los lugares donde se expendía la comida china procediendo a llamarlos 'Chifa'. En la actualidad 'Chifa' es el restaurante chino.

lunes, 25 de octubre de 2010

Nicolás de Piérola en la Historia del Perú

Fuente: Blog "Dignidad Nacional".

Seguramente Nicolás de Piérola debe ser uno de los personajes que más daño ha causado al Perú y sin embargo, a través del tiempo se le ha rendido pleitesía y hasta la principal avenida de Lima lleva su nombre. En las escuelas y colegios del país nunca se narró la historia verdadera de este político que le tocó ser una figura preponderante en los aciagos años de la Guerra del Pacífico, por el contrario se le menciona como al patriota que dio todo de si, por su patria.

Ni los conocidos historiadores, Jorge Basadre, Pons Muzo ni otro, se atrevieron a escribir la verdad sobre Piérola y no porque no supieran cual era lo cierto, sino, por el temor que casi siempre han tenido estos intelectuales a las clases dominantes y de poder en el Perú, además sabían que pasando por encima de monstruosas verdades, podrían sus libros ser aceptados por el Ministerio de Educación del Perú y por otro lado serian reconocidos como hombres ilustres. Por ejemplo, nadie dijo que en realidad la guerra del 79 no fue con Chile, sino que fue con un país poderoso como Inglaterra, la primera potencia del mundo en esos años, que uso a Chile como instrumento para arrebatarle a Perú y Bolivia las riquezas que guardaban su suelo, riquezas que como era natural fueron a parar a las empresas inglesas después. Como una muestra de esto, puedo señalar que Chile, por la adquisición de sus blindados Cochrane y Blanco Encalada, no pago ni un solo peso a Inglaterra que los construyó.


Sin embargo es importante que la historia real se vaya abriendo campo, porque como es sabido, solo los pueblos que conocen y respetan su historia pueden aspirar a un futuro mejor. Para no explayarnos en este tema nos centraremos en una parte de la historia.


Era el mes de noviembre del 1879, ya el Perú había perdido el Huáscar en Angamos y solo le quedaba un débil barco de guerra que era la corbeta Unión. El gobierno de Mariano Ignacio Prado, resolvió hacer una colecta nacional para comprar dos blindados que podían significar la salvación de la república, esta se llevo a cabo el último domingo de ese mes de noviembre y cuentan los que vivieron por esos tiempos, que todo el Perú acudió a ese llamado, desde las esferas acaudaladas, hasta los mas pobres, las mujeres entregaron sus joyas y los niños sus alcancías. Por los mismos días llegaba al Callao desde Santiago de Chile, Nicolás de Piérola, país donde se encontraba exiliado y con el amparo de la burguesía chilena que tenía el poder en esa nación. Apenas desembarcó empezó a conspirar en la oscuridad contra el gobierno, cosa que era costumbre en él, porque este fue el eterno revoltoso, que hizo revoluciones y montoneras, que siempre fueron derrotadas, por el gobierno de turno.


El 18 de diciembre del mismo año, el presidente Prado a escondidas se embarca en el Callao en un vapor que iba a Panamá, llevándose el producto de la colecta, que el pueblo peruano hizo para comprar dos barcos blindados, cuando llegó a Guayaquil renunció a su cargo y se fue a Paris de donde jamás volvió y fue un hombre acaudalado en la ciudad luz. Esta indignante traición apenas si se cuenta en la historia oficial del Perú. Mariano Ignacio Prado no volvió, pero años mas tarde si volvió su hijo Manuel Prado Ugarteche y aunque parezca increíble, el pueblo peruano lo eligió dos veces presidente. Es cierto que la amnesia de los pueblos no puede tener limite y su familia en el país, fue poderosa y acaudalada, ostentando lujos y osadía y todo eso con el dinero del hombres y mujeres, de niños y ancianos que se desprendieron de lo que tenían, porque pensaron que así se salvaría la patria.


La huida de Prado, significó el momento preciso que buscaba Piérola para hacerse del poder y así al frente de una montonera entró en Lima, para derrocar al gobierno que estaba a cargo del vice presidente, general La Puerta, hombre entrado en años y de poco carácter, que no opuso mayor resistencia, además las tropas acantonadas en Lima, a través de sus jefes anunciaron que no se batirían contra peruanos en un momento tan difícil para el Perú, por lo que aceptaban el gobierno de Piérola, para no causar mas males a la nación.


Apenas Piérola tomó las riendas del país, empezó un monstruoso plan contra su propio país, el Perú. Este hombre conocido como vanidoso, engreído y egocentrista, comenzó a dar los pasos para hundir a nuestro Perú, está claro que todo lo que hizo, fue cumpliendo consignas de sus amigos chilenos, de quien él fue, siempre un especial huésped.


Lo primero que hizo, fue cortar todo apoyo y abastecimiento al ejército del sur acantonado en Tacna, sitio donde se llevaría la segunda etapa de la guerra con Chile. Al Mando del ejército del sur o de Tacna, como también se le llamaba, estaba el Contralmirante Lizardo Montero, hombre que había combatido y derrotado a Piérola años antes en una de las muchas revoluciones que este inicio. Por lo tanto lo tenía como enemigo político y sentía celos de él, porque si tenía éxito en la campaña del sur, podría ser bien visto por el pueblo peruano y podría arrebatarle la presidencia. Pensando así, de esa forma tan mezquina, condenó a estas fuerzas peruanas al más absoluto abandono, en momentos en que se jugaba el destino del país.

El pueblo limeño al notar esta actitud, por demás reprochable del dictador, salió a las calles en ruidosas manifestaciones, pidiendo que se envíe socorro a los defensores del sur, que sufrían por escasez de alimentos, armas, municiones, ropa y los refuerzos necesarios para enfrentar al fuerte y numeroso ejército chileno que empezaba a desembarcar en Ilo, en ese tiempo llamado Pacocha. En Lima había en ese momento dos divisiones de ocho mil soldados cada una que había formado el general Lacotera, por orden del gobierno anterior y que permanecían inmóviles en sus cuarteles. Piérola para acallar las protestas ordenó enviar un cargamento secreto hacia Arica en la corbeta Unión, así fueron embarcadas con mucha fanfarrea y teatro un cargamento, en el que se suponía iba la salvación del ejército del sur. La misión era muy difícil, porque el puerto de Arica estaba bloqueado por la escuadra chilena. Manuel Villavicencio, marino hábil e inteligente, fue el encargado de llevar a la Unión a su destino, corrían los últimos días del mes de febrero de 1880. La Unión se acercó al puerto de Arica en la madrugada del 26 de ese mes y empleando buenos movimientos pasó en la oscuridad entre los buques chilenos y ancló en el mulle del puerto peruano e inmediatamente inició la labor de descarga, sin ocuparse de contestar al cañoneo de la flota del país del sur. El Huáscar que ya estaba al servicio de la escuadra chilena, intentó espolonear a la Unión, pero un certero cañonazo de una batería de tierra paró esa intención y además causó la muerte de su comandante, de apellido Thompson.


A las cuatro de la tarde la faena había terminado y sin perder tiempo y aun cuando el sol no se perdía en el horizonte, la Unión con una hábil maniobra logra romper el cerco de la poderosa escuadra chilena, en medio de las hurras peruanas del muelle, del asombro de los marinos chilenos y el aplauso y admiración de los barcos neutrales, que en señal de saludo lanzaron al aire sus sirenas. La Unión llegó al Callao, sana y salva.


Pasada la euforia, los peruanos en Arica comenzaron a desempacar el cargamento que vino en cajas cerradas y se dieron con la triste sorpresa de que solo les habían enviado montones de tela blanca y dos ametralladoras malogradas e inservibles. Piérola se había burlado de ellos y del pueblo peruano en la forma más cruel que se le pudo ocurrir. Este hecho que había levantado la moral peruana en un principio, significó un terrible golpe al ánimo de los defensores del Perú. Respecto a esto, el historiador chileno Vicuña Mackena dice "este hecho trajo desazón en los espíritus entre la oficialidad y tropas peruanas". Ahora sabían los peruanos del ejército del sur, que estaban abandonados a su suerte y que no recibirían nada de su propio gobierno. Piérola estaba cumpliendo su cometido, facilitar la derrota del Perú.


En este escenario, se dio la batalla de Tacna o del Alto de la Alianza, los chilenos avanzaron desde el norte con 18 mil soldados y 1200 jinetes de caballería, con numerosa artillería manejada magistralmente por los artilleros ingleses. Los peruanos que estaban aliados con Bolivia opusieron 6500 peruanos y 3000 bolivianos, sin caballería y con 12 piezas de artillería. El llamado ejército de Arequipa que había salido de Arequipa hacía dos meses antes, al mando del Coronel Leiva, con 2000 soldados, para unirse al ejército de Tacna, jamás llegó, avanzó tan lentamente que el día 26 de mayo día de la batalla, se encontraba en Mirave a 130 kilómetros de Tacna, de donde regresó a Arequipa, naturalmente este mal coronel no llegó a su destino por órdenes de Piérola que era su amigo y coterráneo. Ambos eran de Arequipa.


A pesar de la tremenda diferencia de fuerzas el encuentro fue horriblemente parejo, sobresaliendo el batallón Zepita al mando de Cáceres, y por el lado boliviano, los Colorados hicieron honor a su fama de aguerridos. Ante el tremendo empuje de valor y coraje aliado, el chileno empezó a retroceder y parecía que la victoria sería aliada, los batallones chilenos retrocedían y estaban a punto de entrar en pánico, a pesar de que los oficiales de ese ejército sableaban a los que daban la espalda. Sobre este momento, Vicuña Mackena escribe:
"Los batallones chilenos retrocedían y parecía que iban a entrar en pánico, en ese momento la suerte de Chile pendía de un hilo". Y lo que decía este historiador era cierto, porque Chile había invertido todo lo que tenía en esta batalla y si la perdía, simplemente perdía la guerra, porque les hubiera sido imposible volver a formar otro ejército. Pero fue en esas circunstancias que se detuvo el avance peruano, lo que había sucedido era, que se habían agotado las municiones, entonces los chilenos volvieron a la carga y a nuestros compatriotas no les quedó mas que batirse a bayoneta. Se perdió la batalla de Tacna y con ello la oportunidad de salvar a la nación, todo por la traición de un cucufato que se creía un dios, y que servía al enemigo, Chile. La derrota del ejército de Tacna, agobió al pueblo peruano, muchas lágrimas corrieron cuando se difundió la noticia, sin embargo en palacio de gobierno en Lima, hubo fiesta. El 28 de mayo de ese mismo año, dos días después de la batalla, se publicó en el diario oficial del gobierno de Piérola, llamado La Patria, un editorial que empezaba con las siguientes palabras: “Hace dos días atrás fue destruido en Tacna, el último reducto del corrupto régimen anterior", se refería a los mártires del Alto de la Alianza, que todo el Perú lloraba. A ese punto llegó la insania mental de este dictador al servicio de Chile, en el peor momento de la historia del Perú.


Pasaron los meses y el ejército invasor comenzó a desembarcar en las cercanías de Lima, todos los militares conocedores de su oficio le recomendaban salir al encuentro de esas tropas chilenas que estaban desembarcando para batirlas por separado impidiendo que puedan concentrarse, el diario El Comercio, en sus artículos y editoriales también exigía eso, sin embargo Piérola reacio a todo consejo, permaneció inmóvil permitiendo que los chilenos tranquilamente desembarcaran y se trasladaran a Lurín. En el fondo no quería delegar a nadie el mando del ejército, tampoco quería dejar palacio de gobierno, por eso decidió esperar al ejército de Chile, en las puertas de Lima. Así llegó el 13 de enero de 1881, en San Juan se dio el primer encuentro del compacto ejército chileno apoyado por su escuadra, contra un ejército peruano totalmente mal dirigido por un egocentrista pechoño, como era Piérola. Naturalmente el resultado no pudo ser bueno para los peruanos, que tuvieron que retroceder hacia la segunda línea colocada en Miraflores.


Terminada la batalla de San Juan, la soldadesca chilena se desbandó y comenzaron a saquear las residencias de Chorrillos y cercanías, donde había muchas bodegas de vinos y otros licores, productos que los soldados mapochinos comenzaron a beber en forma desenfrenada, mientras le prendían fuego al pueblo.


Preocupado el General Baquedano, comandante en jefe del ejército chileno, le pidió una tregua a Piérola, cosa que este aceptó inmediatamente, naturalmente que tenía que ser así, Piérola, no podía permitir una debacle del ejército chileno. En la noche mientras el fuego consumía las casas y residencias y los chilenos se mataban entre si y otros dormían en las calles o deambulaban totalmente embriagados por el alcohol, se presentó ante el dictador peruano, el Coronel Cáceres, para pedirle permiso y atacar con su batallón de dos mil hombres a los chilenos en la absoluta convicción que con esa acción terminaría con el ejército chileno que se hallaba desbandado y borracho y con ello se ganaría la guerra. Naturalmente, Piérola le negó el permiso, aduciendo que le había dado su palabra al comandante chileno de que no atacaría, una prueba más de que este hombre, servía a Chile. Naturalmente, cuando ya a los chilenos se les pasó la borrachera y se reagruparon, se olvidaron de la tregua y empezaron el ataque contra la segunda línea defensiva que estaba en Miraflores esto ocurrió a medio día del día 15 de enero. Las mal distribuidas fuerzas peruanas poco pudieron hacer y a Piérola, el comandante en jefe, no se le vio dar ni una sola orden y cuando ya todo estaba consumado, se retiró del escenario hacia Lima y para no dejar inconclusa su obra contra la Patria, ordenó a todos los soldados depositar sus armas en el cuartel Santa Catalina, por esta acción, los chilenos cuando ocuparon Lima, encontraron 15 mil fusiles en el mencionado cuartel. Piérola después de haber dado esta última orden huyó a la sierra, pero después de algunos años volvió a la escena política y como es normal el mal de amnesia de nuestro pueblo, fue hecho presidente nuevamente.

Esta es la historia del accionar de Piérola en la etapa de la guerra con Chile, sus actos de flagrante traición a la Patria, deberían haberlo sepultado bajo un montón de tierra, sin embargo, su nombre figura en plazas, calles, clubes, billetes de moneda y otros sitios que debieran estar reservados para hombres que honraron a la nación.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El Angamos bombardea el Callao






Cañón Blakely de 500lb. 
frente al 
Museo Naval flotante 
Submarino BAP Abtao









Por Ernesto Linares Mascaro

El Angamos era un transporte que fue comprado en plena guerra, arribando a Valparaíso en octubre de 1879. Estuvo artillado con un solo cañón, un Armstrong del calibre de 8 pulgadas (203 mm), pero era un nuevo tipo de cañón, de retrocarga y de largo alcance, tanto así que podía bombardear el Callao sin que sea alcanzado por los cañones que defendían el puerto peruano, como lo fue los días 30 y 31 de agosto y 1° y 3 de septiembre de 1880. Este tipo de cañón no era usado por la Royal Navy y su uso en la Armada de Chile servía como prácticamente como prueba en acción.
El cañón del Angamos tenía un peso de 12.5 toneladas y 22 estrías. También se le llamaba del calibre de a 180 por el peso de sus proyectiles. La granada común para ese cañón pesaba 180 libras, con 12 libras de carga explosiva, mientras la granada enfriada (Palliser) pesaba igual, pero con 3 libras de carga explosiva, aunque esta última podía usarse también como bala, sin carga explosiva. El alcance máximo del cañón era de 7,700 yardas (7,041 m) con carga máxima de 90 libras y 7,000 yardas con carga ordinaria de 65 libras (1). En comparación, los cañones que artillaban el Callao, tenían los siguientes alcances:
Blakely de 11 pulgadas, granada común de 500 libras, alcance máximo de 3,400 m.
Armstrong de 10 pulgadas, granada común de 300 libras, alcance máximo de 4,000 m.
Vavasseur de 9 pulgadas (llamado de 250 libras), bala sólida cilíndrica de 232 libras, alcance máximo de 4,000 m. (2)
Cañón Blakely de 11 pulgadas ó 500 libras que se encuentra frente al Museo Naval flotante Submarino B.A.P. Abtao
Para determinar como estaba artillado el Callao en esa época, nos remitimos al siguiente documento:
“Prefectura y Comandancia General de Armas Callao, á 3 de Julio de 1880 Relación de las Baterías de esta Plaza Baterías del Norte –
“Ayacucho” con un cañón Blakely de á 500 y uno Rodman del mismo calibre
– Torre de “Junín” con dos cañones Armstrong de á 300
– Batería “Pacocha” con dos cañones Rodman de á 500
– Batería “Rímac” con dos id. en construcción. Baterías del Sur
– “Santa Rosa” con dos cañones Blakely de á 500
– Batería “21 de Diciembre” (provisional) ocho cañones de a 32 – ánima lisa
– Torre de “La Merced” dos cañones Armstrong de á 300
– Batería “Tarapacá” un Vavasseur de á 250 y un Rodman de á 500
– Batería auxiliar de La Punta, dos cañones Rodman de á 500, en construcción
– Batería “2 de Mayo” dos cañones de á mil. Baterías del Centro
– Torreón “Independencia” dos cañones Blakely de á 500
– Torreón “Manco Cápac” dos cañones Vavasseur de á 250. Batería de Chacra Alta
– Tres cañones Rodman de á 125 libras.
Baterías del Dársena – Se ignora. Saavedra (firma)” (3)
De acuerdo al historiador Francisco Yábar, para fines de agosto estaba en las baterías del Sur la Batería “Piérola”, con 2 Rodman de a 500 libras, que debe ser la batería auxiliar de La Punta que estaba en construcción, además que a la batería de Chacra Alta se le cambió de nombre por “Bolognesi” (4). El 27 de julio había sido nombrado jefe de la Batería “Bolognesi” el coronel Mariano Bolognesi (5), hermano del héroe de Arica, quien también era jefe de la Batería “21 de Diciembre”. El jefe de la batería “Pacocha” era el teniente coronel Elías Latorre (6), cuyo hermano era el capitán de navío chileno Juan José Latorre, comandante del blindado Cochrane. También nos da información de las Baterías del Muelle Dársena, que estaban a cargo de los buques de guerra:
Batería “17 de Marzo” (a cargo de la Unión), 1 Vavasseur de 9 pulgadas
Batería “Elías Aguirre” (a cargo del Oroya y del Limeña), 1 Rodman de 125 libras Batería ¿? (¿a cargo del Rímac y Chalaco?), ¿? Batería ¿? (a cargo del Talismán), 1 Armstrong de 40 libras.
El capitán de navío Luis Germán Astete era Prefecto y Comandante General de Armas del Callao, el capitán de navío Federico Alzamora era el Jefe del Estado Mayor de las Baterías y el capitán de fragata Patricio Iriarte era el comandante de las Fuerzas Sutiles, una flotilla conformada por lanchas en la defensa del puerto. La escuadra chilena estaba al mando del contralmirante Galvarino Riveros y su buque insignia era el blindado Blanco Encalada.
La batería “Independencia” (izq) y la torre “La Merced” (der). Fuente: Mariano Felipe Paz Soldán, "Narración Histórica de la Guerra de Chile contra Perú y Bolivia", T. I, editorial Milla Batres.

Versión chilena
El comandante del crucero chileno Angamos escribió el siguiente parte oficial de los bombardeos al Callao:
“Rada del Callao, Setiembre 5 de 1880 En conformidad de las instrucciones verbales recibidas de V. S., procedí a bombardear la dársena de este puerto, rompiendo los fuegos sobre ella el 30 del próximo pasado a las 10.30. En este día hicimos seis disparos, cuyo detalle verá V. S. en los estados adjuntos. A las 11.35 cesamos el fuego por órdenes de V. S., por haberse cerrado de neblina de puerto. El 31 del mismo comenzamos nuevamente el bombardeo a las 12.45, i continuamos sin interrupción hasta las 3.33, habiendo hecho 25 disparos con excelentes punterías.
El día 1° de Setiembre recomenzamos, una vez puestos en posición, desde las 10.40 hasta las 12.40, habiendo hecho 19 disparos. De éstos uno hecho a pique al pontón Callao número 1, donde había depósito de torpedos, i otro reventó a bordo de la Unión, produciendo un gran escape de vapor. Se reconoció el oído i hubo de cambiar las dos piezas que constituyen el grano, pues ya estaban completamente inutilizadas. En la tarde de ese mismo día se dispararon 13 tiros mas, que no fueron tan buenos, pues comenzamos a usar las granadas fabricadas en el país. A las 5.8 suspendimos el fuego, habiendo hecho los cuatro últimos disparos contra una lancha que avanzó de la costa, disminuyendo la distancia, con dos piezas pequeñas que alcanzaron los 5,000 metros, pero a la cual era inútil continuar disparando por ser materialmente imposible acertar por su tamaño.
El dia 2 de Setiembre lo ocupamos en cargar granadas i cartuchos de carga máxima; se tomó impresiones del ánima, descubriéndose que el grano del cobre con 13 tiros había sido inutilizado. También mostró la impresión algunas escoriaciones en la pared superior de la recámara de 0.02 de pulgada de profundidad, que a juicio del enviado de la casa Armstrong, señor Slater, era preciso vigilar con frecuencia, pero que no eran de consideración alguna. El dia 3 de Setiembre rompimos nuevamente el fuego sobre la dársena, haciéndole 5 disparos; a las 11.35 salieron del dársena cuatro lanchas a vapor, armadas con uno i dos cañones pequeños de alcance que abrieron sus fuegos sobre nosotros.
Procuré mantenerlas a distancia, i les hicimos 15 disparos. Por órden de V. S. la corbeta O’Higgins se puso en movimiento para rechazar las lanchas enemigas i protejer nuestro bombardeo, que continuamos haciendo seis disparos mas sobre el dársena.
En los cuatro días se han disparado 50 granadas comunes inglesas, 28 id. chilenas, 12 granadas Palliser, habiendo consumido 4,220 quilógramos de pólvora.
Todas las punterías fueron hechas con precisión admirable por el capitán de corbeta graduado don Cárlos E. Moraga, i hai bastante fundamento para creer que los daños causados al enemigo han sido serios. Con tal motivo creo de mi deber recomendar calorosamente a este jefe que espontáneamente se ha prestado a una parte tan importante en un bombardeo como es la de cabo de cañón.
En nota aparte tengo el honor de espresar a V. S. la notable diferencia en la exactitud i alcance del tiro que hace desmerecer a las granadas fabricadas en el país que rara vez conservan su salero en trayectoria. Reconocida nuevamente el ánima, la impresión tomada manifestó que no había habido aumento alguno en las escoriaciones descubiertas el dia anterior, pero ambas piezas del grano habían sido inutilizadas, lo que a juicio del señor Slater proviene que tanto la de cobre como la de acero necesitan hacerse un poco agrias por medio del temple. Dicho señor Slater nos ha acompañado durante todo el bombardeo i han sido mui útiles sus servicios.
Es cuanto puedo esponer a V. S. sobre el particular.
Luis A. Lynch” (7).

Lo más revelador del informe de Luis Angel Lynch no son los bombardeos sino el hecho de que el cañón del Angamos sufre los primeros problemas: escoriaciones en la recámara y las inutilizaciones del grano, probablemente porque no aguantaba la carga. También es importante que haya a bordo del buque chileno un observador de Armstrong para evaluar el cañón, así como el uso de granadas de manufactura chilena.
Ahora vamos a reproducir las narraciones peruanas referente a los bombardeos.
Bombardeo del martes 30 de agosto
Según el comandante del transporte Talismán, este bombardeo fue de 6 tiros realizados 10 a 11 de la mañana, de los que 2 quedaron cortos, 3 cayeron entre los pontones sin causar daños y el último en la población. El Talismán respondió a las 10:30 con 3 tiros de su Armstrong de 40 libras con bombas descargadas, porque no tenían balas sólidas, pero 2 reventaron en la boca (8).
También la torre “La Merced” hizo un disparo sobre el Angamos (9) y ese mismo día, el jefe de la batería “Piérola”, capitán de navío Juan Jibaja, informaba que hasta el momento no se habían recibido los artículos necesarios para el servicio de la batería (10). El corresponsal del diario “El Nacional” escribió que las baterías “Elías Aguirre”, “17 de Marzo” y “La Punta” también abrieron fuego, pero sin alcanzar al enemigo (11). El parte oficial del capitán de navío Federico Alzamora dice lo siguiente:
“A las 10 h. a.m. se colocó por el Oeste, al frente de las Baterías, el vapor “Angamos” á más de siete mil metros de distancia, desde donde hizo seis disparos de cañón, al muelle dársena, dirijiéndolos particularmente sobre los buques atracados detrás de él, de los cuales, cuatro llegaron a inmediaciones del Dársena y dos, de 30 á 40 metros, cerca de la “Unión”. Inmediatamente contestaron las Baterías del Dársena y las del Norte y Sur, así como los buques hasta el número de catorce, cuyos proyectiles apenas se aproximaron á 500 metros del buque enemigo.
Cesaron los fuegos en momentos en que una densa niebla cerró el horizonte, ocultando todo el frente de la bahía, sin que por esto pudieran apercibirse la posición del “Angamos” ni de los demás buques…” (12).
Bombardeo del martes 31 de agosto
Según el Diario de Bitácora de la corbeta Unión, el Angamos a una distancia de 6 mil metros, rompió los fuegos después de la 1 p.m. hasta las 3:40 p.m., después de haber disparado 25 proyectiles, casi todos los tiros fueron sobre la Unión, pero a esta sólo le cayó fragmentos de un proyectil que estalló contra el muro frente a la popa del Rímac (13). El informe del Capitán de Puerto del Callao dice que el Angamos inició el bombardeo a una distancia de 8 mil metros de tierra; que de los tiros acertados, uno cayó en la popa del Apurímac, otro en el pontón Tumbes que lo hundió, 5 tiros cayeron en la población y 5 en el Castillo del Sol, y que se le respondió con 9 tiros de las baterías de la Dársena y 3 de la Batería “Ayacucho” (14).
La batería “Piérola” también realizó dos disparos y el ayudante, teniente provisional Ignacio Bernabeú escribió que:
“La distancia á que se encontraba el buque enemigo como la recorrida por nuestros proyectiles no ha podido apreciarse por carecer de útiles para ello y los saquetes nos fueron proporcionados por la Batería “Tarapacá” (15).

Los siguientes telegramas informaban a Lima sobre el combate:
“Callao, 31 de Agosto
N° 1 (1 h. p. m.) Señor Prefecto: El “Angamos” ha hecho un tiro al Dársena. Tello.
N° 2 Señor Prefecto de Lima:
Los tres tiros del “Angamos” no ofenden a la población ni a los buques. Tello.
N° 3 Callao ……
Señor Prefecto de Lima:
Los cuatro tiros del “Angamos” han alcanzado el primero al Dársena y los otros muy distantes de la bahía sin daño de ninguna clase. Nuestras baterías no hacen fuego por estar muy distante al buque enemigo. Tello.
N° 4 Señor Prefecto de Lima: (Recibido á las 2 h. p. m.) De los trece tiros que ha hecho el “Angamos” tres han caído en la población. Del Dársena se han contestado con tres tiros sin tener resultado favorable por la distancia. Tello.
N° 5 (3 h. p. m.) Señor Prefecto: La loca ambición del jefe que comanda el “Angamos” hasta este momento no ocasiona daño de importancia.
N° 6 (3 h. 27.) Señor Prefecto:
Los cuatro últimos tiros han caído al agua sin causar daño” (16).
El capitán de navío Federico Alzamora escribió lo siguiente en su parte oficial:
“… el vapor “Angamos” se desprendió de su fondeadero navegando hacia el frente de las Baterías de esta Plaza y aguantándose sobre su máquina, á distancia de más de siete mil doscientos metros, rompieron sus fuegos sobre el Dársena, habiendo disparado 25 cañonazos, con intervalos de 10 minutos al principio y de cinco una hora después, a las 2 y 40 m p.m. en que emprendió sus fuegos. A la media hora continuó haciendo nuevos tiros en la misma dirección hasta las 3 y 40 m p.m. más o menos, en que se retiró para unirse a su escuadra. Las baterías del Muelle Dársena contestaron con ocho disparos y el fuerte de “Ayacucho” con tres, habiendo sido los tiros de ambos cortos para la distancia que hacia fuego el “Angamos”. Los proyectiles de este han caído cerca del Muelle Dársena y de las lanchas que están a vanguardia, y algunos han pasado a la población sin causar daño de consideración…” (17)
Algo importante de señalar que ocurrió fue que el capitán de navío Luis Germán Astete, en su poder como Prefecto, ordenó el retiro de un suelto del diario “El Porvenir” del Callao, porque tenía información precisa de los daños y punterías ocasionados por el Angamos, evitando de esta manera que el enemigo tome conocimiento de estos y pueda corregir y reglar sus tiros (18).
Bombardeo y combate del miércoles 1° de septiembre
El bombardeo que realizó el Angamos el 1° de septiembre fue respondido por las Fuerzas Sutiles, pues la lancha Urcos, artillada con el cañón Whitworth de 9 libras que pertenecía a la Unión, salió a enfrentársele para obligarla a retirarse mar adentro y que sus tiros no ocasionen más daños.
Los telegramas que informaron a Lima sobre el combate son los siguientes:
“Callao, 1° de Setiembre
N° 1 (10 h. 50 m. a. m.) Señor Prefecto de Lima: El buque enemigo “Angamos” hace fuego al Dársena.- Tello.
N° 2 (11 h. 12 m. a. m.) Señor Prefecto de Lima: Los cuatro tiros del “Angamos” han caído al agua. Nuestras baterías del Dársena contestan a pesar de la distancia del enemigo.- Tello.
N° 3 (11 h. 32 m. a. m.) Señor Prefecto de Lima: Hasta ahora ha hecho 8 tiros el “Angamos”. Los demás buques enemigos permanecen en el cabezo de la Isla.- Tello.
N° 4 (11 h. 46 m. a. m.) Señor Prefecto: La batería de á mil ha hecho dos disparos á los buques que están en el cabezo. Poco alcance. “Atahualpa” va a salir a hacer frente al enemigo.- Tello.
N° 5 (12 h. 56 m. p. m.) Señor Prefecto: El “Angamos” después de un pequeño intervalo continúa haciendo fuego.- Tello. N° 6 (2 h. p. m.) Señor Prefecto: “Angamos” reuniéndose con demás buques en cabezo de la Isla, dejando de vigilancia á la “Princesa Luisa”. El número de disparos del “Angamos” ha sido 19 sin que haya ocurrido desgracias.- Tello” (18).
Es interesante la descripción del combate que escribió el corresponsal del diario “La Patria”:
“Setiembre 2
SS. EE. Ayer á poco más de las cuatro de la tarde, el “Angamos” renovó sus fuegos. De doce tiros que hizo este trasporte solo uno cayó cerca al muro oeste del muelle, sin ocasionar daño alguno; los demás quedaron cortos, á causa de la enorme distancia que lo separaba.
Las baterías contestaron con cinco disparos los fuegos del enemigo. Para dar á conocer nuestros marinos el ningún temor que les infunde el famoso y decantado cañón del “Angamos”, y a fin de estrechar la distancia, la lancha “Urcos” al mando del teniente segundo Santiago Torrico, avanzó hacia el buque enemigo, 3,000 metros aproximadamente.
Cuando los artilleros que llevaban a la “Urcos” para el servicio de su único cañon, del calibre de á 12, colocado en la proa, notaron que las balas bien podían ofender al “Angamos”, dispararon algunos tiros estrechando siempre la distancia, lo cual fue suficiente para ponerlo en la más vergonzosa fuga.
Media hora después, las lanchas “Lima”, “Arno” y “Capitanía” comandadas por los tenientes de marina señores Ureta, Carrión y Canseco respectivamente, al ver que la “Urcos” se había apartado tanto de tierra, tomaron el mismo rumbo en protección de ésta. La multitud de gente que ocupaba el muelle y lugares altos, provista de sus respectivos anteojos, aplaudían desde allí el arrojo de los tripulantes de la “Urcos” pero nadie creyó que la presencia de una débil lancha fuese lo suficiente para poner en fuga al buque que desde hace 3 días se ha propuesto, aunque inútilmente, hostilizarnos.
Lo acontecido ayer no tiene ejemplo, y nos sería difícil creerlo si no lo hubiésemos presenciado. … De orden de la Prefectura y Comandancia General de Armas ha sido clausurado la imprenta de “El Provenir” y reducidos a prisión los señores Enrique Lassus y Francisco Santurio, redactor principal el primero y editor el segundo. … Parece que lo acontecido ayer entre el trasporte “Angamos” y la lancha “Urcos” ha hecho que nuestros enemigos desistan de su inútil empeño en dañarnos. Todos los buques bloqueadores permanecen inmóviles y sin la menor demostración hostil. Quizá no desean exponerse por segunda vez á una fuga que los degrada. … Por tren de dos y media p. m. llegó á este puerto S.E. el Jefe Supremo acompañado de varios de sus edecanes y jefes del ejército.
Inmediatamente se dirijió á la Comandancia General de Marina, donde permanece aún” (19).
Como leemos, también el día del combate arrestaron al redactor y editor del diario chalaco “El Porvenir”, sin duda alguno relacionada con el retiro del suelto del mismo diario del día anterior en donde estaba descrito los puntos donde cayeron los proyectiles del Angamos, además que el Jefe Supremo Nicolás de Piérola llegó ese día al Callao. No sabemos más sobre este caso, pero demuestra la censura a la prensa en hechos bélicos durante la guerra. El parte oficial de Federico Alzamora dice lo siguiente:
“Callao, Setiembre 2 de 1880 Sr. Capitán de Navío, Prefecto y C. G. de Armas de esta Plaza S.C.G.
Los partes de las baterías del Norte, Centro y Sur de esta Plaza comunican los hechos que á continuación se expresan:
A las 7 h. a. m. se avistó un vapor á la altura del “Frontón”; y a las 8 h. 45 m. una lancha inglesa se desprendió de los buques neutrales y se dirijió hacia la Escuadra enemiga y al fondear cerca de sus buques hizo un disparo.
De 10 á 11 del día el buque enemigo “Angamos” se pone en movimiento y colocándose al centro de la Bahía y frente a las baterías del Centro de esta Plaza rompió sus fuegos dirijiendolos hacia el Muelle Dársena, cuyos proyectiles llegaron cerca de este lugar, pasando algunos de ellos á la población y dos de los cuales, uno causó el hundimiento del Pontón N° 1 y el otro sobre cayó sobre la cubierta de la Corbeta Nacional “Unión”, no habiendo producido daños de consideración: eran poco más o menos las 12 h y 45’; hora en que el buque enemigo se retiró á unirse con sus escuadra. El intervalo de sus tiros era de 4 á 5 m.
Las baterías de la Dársena y las del Norte y Sur contestaron los fuegos, habiendo dirijido también las últimas sobre un pequeño transporte que se encontraba al pié de la Isla San Lorenzo, frente al lugar denominado “Punta Galesa”.
A las 4 h. y minutos de la tarde, el “Angamos” volvió a ocupar su anterior posición y á las 4 h. 20’ repitió sus fuegos con la dirección anterior; mediando el mismo intervalo en sus disparos.
A las 4 h. y ¾ la lancha peruana “Urcos” salió de su fondeadero de los buques Nacionales, avanzando en demanda del “Angamos” con un arrojo digno de su recomendación; casi al mismo tiempo le siguieron también las lanchas “Lima” y “Arno”, habiendo disparado la “Urcos” sobre el buque enemigo 14 tiros y uno la lancha “Lima” á la distancia de cerca de 3,000 metros á cuya actitud huyó el “Angamos” vergonzosamente con dirección á su escuadra; por lo que las lanchas tuvieron que regresar a su fondeadero. Todas las baterías estuvieron expeditas para hacer fuego siempre que el buque enemigo entrara á la distancia conveniente. El número total de proyectiles arrojados por ambas partes es próximamente el de 70.
Al anochecer los buques enemigos se hicieron mar adentro á variar de fondeadero en diferentes direcciones, haciendo uso de su luz eléctrica para reconocer el Puerto. Por lo demás, están paralizados los trabajos de terraplén de la batería “Tarapacá” por falta de tierra y los 30 hombres que mandó el Batallón “8 de Octubre” con este objeto, se ocuparon en allanar el camino que conduce a esta Batería. En la Batería “2 de Mayo”, 48 hombres del Batallón Concepción se ocuparon en los trabajos de su fortificación. El Jefe de día y las rondas del E.M. han visitado todas las baterías.
Todo lo que me es honroso comunicar á US. para los fines que haya lugar.
Dios guarde á US.
S.C.G. Federico Alzamora” (20).
En ese bombardeo, la corbeta Unión fue alcanzada por 2 proyectiles, uno en el trancanil de babor hacia popa “… y otro perforando la caja de hierro de la chimenea haciendo explosión en la cubierta, rompiendo siete rumbos y parte de la amurada de babor, penetrando un casco en la caldera de ese lado…” (21). Según el maquinista Pedro Storace, la caldera de babor de proa resultó rota (22).
Debido a su enfrentamiento con el Angamos, el teniente segundo Santiago Torrico, comandante de la lancha Urcos, fue felicitado por el Jefe Supremo Piérola el 2 de septiembre y nombrado comandante de la lancha Lima, una embarcación de las Fuerzas Sutiles, al igual que la Urcos, artillada con un cañón de retrocarga de 12 libras, otro de avancarga del mismo calibre y un obús.
Bombardeo y Combate del viernes 3 de septiembre
Este fue uno de los combates más fuertes que hubo durante el bloqueo del Callao en 1880 y definitivamente paró los bombardeos del transporte chileno Angamos por la acción de las Fuerzas Sutiles. En este combate, el Angamos fue reforzado por la corbeta O’Higgins, para que esta ataque las lanchas de las Fuerzas Sutiles mientras continuaba su bombardeo sobre el Muelle Dársena.
El contralmirante chileno Galvarino Riveros informó sobre este combate de la siguiente manera:
“El último día del bombardeo, salieron fuera de la Dársena tres lanchas cañoneras enemigas para herir con sus disparos de cañones chicos al “Angamos”; pero envié a la corbeta “O’Higgins” para rechazarlas, lo que efectuó esa corbeta después de algunos disparos. Una de ellas, la “Lima”, fue averiada por un casco de la granada del “Angamos”, i una vez dentro de la Dársena, recibió nuevamente un proyectil de ese crucero, que la echó a pique en el acto, matándole cuatro hombres.
Los fuertes de tierra hicieron numerosos disparos en esos días sobre nuestros buques, pero todos ellos fueron mui cortos.
El “Blanco Encalada” hizo también desde su fondeadero, a 6,400 metros de las baterías de a mil, cuatro disparos para probar el nuevo cañón, pero sus resultado dejó que desear por la mala calidad de los proyectiles, como lo digo a V. S. en nota por separado.
Los disparos hechos por el crucero “Angamos” i cuyos principales efectos deja ya enumerados a V. S., fueron en su totalidad hechos por el capitán de corbeta graduado don Carlos E. Moraga, quién se ofreció espontáneamente para ello. Las punterías han sido inmejorables i el celo i entusiasmo del citado jefe me mueven a recomendarlo a la consideración de V. S.” (23).
El corresponsal del diario “La Patria” escribió lo siguiente sobre el combate:
“Setiembre 3 SS. EE.
Hoy ha sido un día de diversión general en este puerto. La escuadra bloqueadora, ha dado el espectáculo más ridículo que es posible imaginar. El “Angamos”, secundado por el “O’Higgins”, han repetido la singular escena de antes de ayer, pero esta vez con notable y manifiesta mezquindad, poniendo en evidencia la pobreza de espíritu que domina en nuestros enemigos.
A las 11 h. 13 m. a. m. se colocó el “Angamos” en el lugar que tenía costumbre de ocupar y comenzó a disparar sobre la población.
Había hecho apenas tres disparos cuando la lanchita “Urcos” salió del dársena y se dirigió resueltamente sobre él. Un instante después, lo siguieron la “Lima” y el “Arno”. A 3,000 metros de tierra, la “Urcos” rompió sus fuegos sobre el “Angamos”. Visto esto por el enemigo, viró precipitadamente, emprendiendo la retirada á toda máquina. Una vez fuera de tiro se aguantó un instante; pero perseguido por las tres lanchas que avanzaban a toda fuerza, no se creyó ya seguro y volvió a emprender la fuga hasta perderse casi en el límite del horizonte.
Entre tanto, el blindado “Blanco Encalada” desde su fondeadero de la Isla, disparaba repetidos tiros sobre la batería La Punta. Sus proyectiles no lograron salvar la enorme distancia que los separaba; caían en el agua á mil quinientos ó dos mil metros de la ribera. Convencido por fin, de la inutilidad de sus esfuerzos, no resolviéndose a acercarse, por temor á los cañones de a mil, cesó de hacer fuego, después de haber perdido cinco disparos, que no merecieron contestación.
A las 12 m., la “O’Higgins” dejó su fondeadero de la Isla, y se dirigió en protección del “Angamos” que se veía acosado por las lanchas.
Trabose luego un reñido combate entre la “O’Higgins” y el “Angamos” por una parte, y las lanchitas “Lima”, “Urcos” y “Arno” por otra. La acción tuvo lugar a doce o catorce mil metros fuera de la bahía.
Los buques enemigos, intimidados muy pronto con la resuelta actitud de las lanchas, particularmente de la “Lima”, multiplicaban sus evoluciones, tratando siempre de engolfarse mar afuera. Haciendo lujo de una cobardía sin ejemplo, no se animaban á ponerse á tiro. Cada vez que un disparo certero de las lanchitas les anunciaban el peligro, sin guardar consideración a la vergüenza ni el pudor, poniéndose en vergonzosa fuga, poseídos de tal temor y confusión, que hasta los proyectiles del “Angamos” se quedaban cortos ni aun á las lanchas, colocadas sin embargo á seis ó siete mil metros de de tierra.
A la 1 p.m. abandonó el enemigo el teatro del combate, dejando el campo y la victoria por las lanchas; pero media hora después, avergonzado tal vez de su derrota, volvió a emprender de nuevo contra ellas, siendo nuevamente rechazado.
A las 2 p.m. terminó el combate definitivamente, regresando las lanchas victoriosas al dársena, mientras el enemigo iba á esconder su vergüenza y á reparar tal vez sus averías al cabezo de la Isla.
La siguiente tabla indica el número de tiros que se han hecho durante el combate de hoy:
Blanco Encalada…………….. 5
Angamos……………………… 18
O’Higgins……………………. 19
Lancha Lima………………. 24
Id. Arno……………………. 15
Id. Urcos……………………. 9
Baterías……………………. 3
Total 93 …….
Ayer fue nombrado comandante de la lancha “Lima” el teniente segundo Santiago Torrico. Hoy ha demostrado mucha intrepidez y serenidad.
El corresponsal –
R. G. Rosell
Por esta sección – José Casimiro Ulloa.” (24) Como leemos, no se menciona que ese día se hundió la lancha Lima, debido a la existencia de la censura en la prensa de la época, pero si el contralmirante chileno Riveros se enteró de tal desgracia, es porque tuvo espías que le informaron de tal hecho. En el combate, un proyectil de la corbeta chilena O’Higgins penetró por el costado de la lancha Lima y esta se retiró tumbada sobre babor, llegando al costado del transporte peruano Oroya; ahí se le alistaba para retirarle la artillería cuando le cayó otro proyectil, esta vez del Angamos, se le llevaba para vararla pero finalmente se hundió. También una bomba le cayó a la fragata Apurímac y le destrozó camarotes (25).
El parte oficial de Federico Alzamora sobre el combate, que permaneció inédito hasta ahora, si narra el hundimiento de la Lima:
“El buque enemigo “Angamos”, antes de las once a.m., se desprendió de su Escuadra y navegando con rumbo al Norte, se presentó al frente de las Baterías del Centro de esta plaza. Colocado en la misma distancia que la de los días anteriores, á las once y cuarto comenzó á hacer fuego sobre la Dársena y la población, con intervalos de cuatro a cinco minutos. A pocos momentos después, viró hacia el Oeste para aumentar su distancia al notar la salida de las lanchas Nacionales á vapor, “Lima”, “Urcos” y “Arno”, que se dirijieron al encuentro del buque citado. En este momento, la Corbeta “Unión” fue en su auxilio, rompieron sus fuegos sobre las lanchas, trabándose un combate que apuraban las lanchas obligándolas a huir, y que duró hasta las una y cincuenta y nueve minutos, en que se suspendieron los fuegos por la neblina que sobrevino. Una vez despejada esta, á las tres de la tarde, las lanchas que permanecieron en esta expectativa en sus mismas posiciones volvieron á empeñar un nuevo combate con la Corbeta “O’Higgins”, que hacía fuego a las lanchas, y el “Angamos” al Dársena, el que duró hasta las cuatro y minutos de la tarde. El último tiro del “Angamos”, cuando ya las lanchas habían vuelto á su fondeadero, entró á la Dársena y cayendo sobre la “Oroya” pasó á la lancha “Lima”, sumerjiendola inmediatamente y ocasionando algunas desgracias.
El “Blanco Encalada”, que se encontraba fondeado durante el combate en la Punta de Galeras, disparó cuatro tiros sobre la Batería “2 de Mayo”, los que no alcanzaron a este lugar.
Aproximadamente puede calcularse el número de proyectiles arrojados por el enemigo en 68, y por las Baterías de tierra y las lanchas en 57” (26).
El parte oficial del Cirujano en Jefe del Servicio de Sanidad informa lo siguiente sobre las bajas ocurridas en la lancha Lima:
“Callao, setiembre 4 de 1880
Sor. Cap. de navio, Prefecto y Comdte. genral de Armas
Tengo el honor de poner en conocimiento de VS. que ayer en el fracaso de la lancha “Lima” han ocurrido las desgracias siguientes:
El teniente del ejército, jefe de vigías, don Juan Quintana, ahogado.
El cuarto maquinista, José Sifuentes, herido levemente en la cara.
El guardián de la expresada lancha, Tomás Godos, herido levemente en la pierna izquierda.
El fogonero de la lancha “República”, Aniceto Arias, herido en el cráneo, murió en el transporte Oroya.
El grumete Augusto Flores del “Oroya”, herido levemente en la pierna derecha. Asistidos en la primera curación por los médicos de los buques, cuatro de los individuos fueron recogidos por mi y conducidos al hospital de Bellavista con la Ambulancia de Salvadores Callao N° 2; habiéndome acompañado el ayudante señor Miranda desde que me constituí en el Dársena. En cuanto al cadáver del quinto, teniente Quintana, no ha sido encontrado hasta este momento.
Dios guíe a VS . Santo. Távara” (27).
En resumen podríamos decir que los bombardeos del Angamos no causaron todos los daños que esperaban causar, pero sí causaron algunos daños que no fueron reportados por la prensa peruana de la época debido a la censura del gobierno. También vemos que las Fuerzas Sutiles tuvieron una decisiva acción en alejar al Angamos para evitar que sus tiros alcancen al puerto

Notas
(1) Instrucciones para el uso i conservación de la Artillería Armstrong de marina i de costa de C.B.I.C.C. i del Cañón Krupp de 21 cents. para batería de costa, p. 62. 1883. Valparaíso: Imprenta del Progreso.
(2) José Torreblanca. 1879. Descripción y manejo de los cañones Blakely, Armstrong y Vavasseur de las baterías del Callao, pp. 127-134. Lima: Imprenta del Estado. (3) Archivo Histórico Militar del Perú (en adelante, A.H.M.P.). Paquete 1880-9, doc. 418. (4) Francisco Yábar Acuña. 2001. Las Fuerzas Sutiles y la defensa de costas en la Guerra del Pacífico, p. 375. Lima: Fondo de Publicaciones Dirección de Intereses Marítimos. (5) A.H.M.P. Paquete 1880-9, doc. 451. (6) A.H.M.P. Paquete 1880-10, doc. 5. (7) Pascual Ahumada Moreno. 1886. Guerra del Pacífico, recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y demás publicaciones referente a la guerra que han dado a la luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia, Tomo III, p. 423. Valparaíso: Imprenta i Lib. Americana. (8) Yábar, Op. Cit., p. 450. (9) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Oficio del capitán de navío De la Barra al Jefe del Estado Mayor de las Baterías del 31 de agosto de 1880. (10) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Oficio del capitán de navío Juan Jibaja al Jefe del Estado Mayor de las Baterías del 30 de agosto de 1880. (11) Ahumada, Op. Cit., p. 423. Correspondencia de Leónidas Cárdenas. (12) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Parte oficial del capitán de navío Federico Alzamora al Prefecto y Comandante General de Armas del Callao del 31 de agosto de 1880. (13) Archivo Histórico de la Marina de Guerra del Perú. Diario de Bitácora de la corbeta Unión, p. 240. (14) Yábar, Op. Cit., pp. 452-453. (15) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Batería Piérola, septiembre 1° de 1880. (16) Diario El Peruano, 1° de septiembre de 1880. (17) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Parte oficial del capitán de navío Federico Alzamora al Prefecto y Comandante General de Armas del Callao del 1° de septiembre de 1880. (18) Yábar, Op. Cit., p. 451. (19) El Peruano, 2 de septiembre de 1880, Correspondencia para “La Patria”. (20) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Parte oficial del capitán de navío Federico Alzamora al Prefecto y Comandante General de Armas del Callao del 2 de septiembre de 1880. (21) A.H.M.G.P. Diario de Bitácora de la corbeta Unión, p. 240. (22) Pedro Luis Storace. 1971. Un Marino Italiano en la guerra de 1879, p. 120. Lima: Centro de Estudios Histórico Militares del Perú. (23) Ahumada, Op. Cit., T. V, pp. 68-69. Parte oficial del contralmirante Galvarino Riveros al Ministro de Guerra y Marina del 5 de septiembre de 1880. (24) El Peruano, 3 de septiembre de 1880, Correspondencia para “La Patria”. (25) Yábar, Op. Cit., p. 459. (26) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Parte oficial del capitán de navío Federico Alzamora al Prefecto y Comandante General de Armas del Callao del 4 de septiembre de 1880. (27) A.H.M.P. Paquete 1880-10, Parte oficial del Cirujano en Jefe Santiago Távara al al Prefecto y Comandante General de Armas del Callao del 4 de septiembre de 1880.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Reflotar Cañonera Chilena Covadonga


por: John Rodríguez Asti

En años recientes, la opinión pública y la prensa en general, mucho ha especulado en torno de la posibilidad de reflotar los restos de la cañonera chilena Covadonga, hundida frente al puerto de Chancay el 13 de setiembre de 1880 por acción de la Sección de Torpedos y Máquinas de Guerra de nuestra Armada.

Con el interés en ver a flote la nave chilena, de triste recordación por la actitud de su comandante frente a los náufragos de la fragata blindada peruana Independencia el 21 de mayo de 1879, se ha llegado a proponer incluso, la posibilidad de efectuar un canje por el blindado peruano Huáscar, buque que actualmente se halla como museo flotante ("Reliquia Histórica", como es denominado por la Armada de Chile) frente a la Base Naval de Talcahuano.

Desde las páginas del blog "Historia Naval y Marítima", creemos necesario efectuar una revisión de los intentos efectuados desde su hundimiento por recuperar los restos de dicho buque, así como el conocer si ello es realmente posible.

Como bien menciona el capitán de navío Francisco Yábar Acuña en su extensa y bien documentada obra Las Fuerzas Sutiles y la Defensa de Costa durante la Guerra del Pacífico, la Covadonga "....era un buque de especial significado histórico para Chile, pues había sido capturada ingeniosamente el 26 de noviembre de 1865 por el entonces capitán de fragata Juan Williams Rebolledo en el combate naval de Papudo y había logrado escapar de la Independencia en Iquique, causando que nuestra fragata encalle durante la persecución" .

En días posteriores al hundimiento de esta nave, cuyo mérito correspondió al teniente segundo Decio Oyague, los primeros en bucear y explorar sus restos fueron los propios chilenos, quienes extrajeron parte de la artillería y otros objetos de valor del buque; luego de ello, procedieron a dinamitar lo que quedaba de él a fin de evitar fueran visitados por buzos peruanos.

Concluida la guerra, el primer esfuerzo para rescatar objetos de valor de la cañonera chilena, fue autorizado por el Gobierno peruano mediante resolución suprema del 10 de octubre de 1885, la misma que otorgó un permiso para que privados extrajesen diversos objetos del pecio, con la obligación que dejaran limpio el bajo ocasionado por la nave hundida. Estos trabajos ocasionaron que además de los daños sufridos por la nave al momento de ser hundida, la misma fuera depredada, así como sometida a diversas explosiones con la finalidad de demolerla y aclarar el fondo marino para que no constituyera un peligro a la navegación.

Ya en el siglo XX, en el año 1959, la Capitanía de Puerto del Callao autorizó a los señores Diego Cordero y Alfredo Biffi para extraer objetos que aun pudieran existir, los mismos que luego fueron entregados en mayo del mismo año al Museo Naval del Perú sede Callao para su restauración y exhibición. Para efectuar tales trabajos, la Marina apoyó con la grúa "Alcatraz" y los remolcadores BAP Dueñas y BAP Olaya. Entre los mismos se encontraban dos cañones y el cabrestante de la nave chilena.

Dibujo que muestra la situación de los restos de la cañonera chilena Covadonga tal como se hallaban en el año 1987. Se aprecia la gran destrucción del mismo, que evidencian la imposibilidad de su extracción.

Posteriormente, en 1987, la Marina de Guerra del Perú dispuso que el Servicio de Salvamento con la Dirección de Hidrografía y Navegación inspeccionaran el pecio, a fin de determinar la viabilidad de su reflotamiento. En aquella oportunidad, de los estudios in situ efectuados por buzos y especialistas de ambas dependencias de la marina, se informó que las posibilidades de reflotamiento o la recuperación del casco eran absolutamente negativas dado que se pudo apreciar la ausencia total de la superestructura, cubierta principal, compartimentos, así como la inexistencia del forro del casco y estructuras en ambas bandas, existiendo solamente la quilla, los maderos de la roda, el codaste, la parte inferior del casco y algunas cuadernas que se hallaban bastante débiles.

Quedó en claro en aquella ocasión y así fue informado, que cualquier intento de reflotar los restos de la Covadonga, ocasionarían que se deterioraran aun más, lo que se complicaba también por la inexistencia de puntos firmes de donde se pudiera efectuar una maniobra de izado.

En el año 1993, la Municipalidad de Chancay, recibió varios objetos extraídos de los restos de la Covadonga por pescadores locales, entre ellos el medallón de bronce obsequiado por la juventud de Santiago y Valparaíso con ocasión del Combate de Punta Gruesa; una tetera de peltre, proyectiles de diversos calibres; una perilla y bisagra de bronce, así como un lastre de plomo. Dichos objetos fueron restaurados por técnicos especialistas contratados por la Marina de Guerra del Perú y luego entregados al museo de sitio existente en Chancay. Se debe señalar, que el medallón de bronce en cuestión, ha sido hasta la fecha, la pieza de mayor valor hallada en la nave chilena, si consideramos los motivos que originaron su confección y otorgamiento. Por otro lado, estos trabajos contaron con el aval y la participación de peritos del INC.

Finalmente, entre los años 1997 y 1999, un grupo de especialistas integrado por oficiales, personal y miembros de la Asociación Nacional Pro-Marina (entre ellos el finado Rómulo Rubatto, uno de los impulsores de la recuperación de sus restos), efectuó diversos trabajos para extraer y poner en valor los objetos que aun existían entre los remanentes del casco de la Covadonga. De manera coincidente con los trabajos efectuados, una bolichera de la compañía pesquera Austral, halló accidentalmente una de las anclas de la cañonera chilena, la misma que fue entregada para su restauración, la que se pudo efectuar con apoyo de la industria privada.

Hoy en día, los restos de la que fuera alguna vez la cañonera Covadonga, aun se hallan descansando en el fondo de la bahía de Chancay, y la mayor parte de las piezas extraídas a lo largo del tiempo, se hallan principalmente en tres lugares, en el Museo Naval del Perú, sede Callao, en el Museo de la Fuerza de Operaciones Especiales (en la Base Naval del Callao) y en el Museo de Sitio de la Municipalidad de Chancay.

Desde estas páginas, esperamos haber contribuido en aclarar dudas respecto a la posibilidad de reflotar o recuperar los restos de la Covadonga, situación que como hemos visto es técnicamente imposible. Ojala que con ello, se ponga punto final a tanta especulación y polémica inútil al respecto.

Combate de Angamos

lunes, 30 de agosto de 2010

Huáscar: Símbolo y Trofeo

Escribe: Juan Carlos Herrera Tello
Abogado
Asesor en Asuntos Internacionales
 
Cuando aquella mañana del 8 de octubre de 1879 en Angamos, sucumbió Grau y junto a él fueron cayendo uno a uno los oficiales al mando del histórico Monitor “Huáscar”, se selló la suerte del Perú en la guerra iniciada por Bolivia al violar el Tratado de Límites de 1874 y que unidos a aquel país por un Tratado de Alianza Defensiva, asumimos la invasión, la destrucción de nuestros emporios productivos y la mutilación territorial.
 
Se ha escrito mucho sobre el combate de Angamos, de igual manera del papel de Grau y su figura epónima que la posteridad le ha dado el sitial merecido de uno de nuestros héroes máximos junto a Bolognesi y los defensores de Arica. El mensaje de Grau a la posteridad es el sacrificio y especialmente tener como mortaja el honor de defender a su patria hasta el final.
 
Pero la historia del emblemático Monitor Huáscar no acaba aquel 8 de octubre, el monitor es capturado y llevado como trofeo de guerra a Valparaíso para luego ser usado contra él Perú, así la armada chilena envía al Huáscar a bloquear primero el Callao que lo ve con seguridad más que sorprendido con su “nuevo” pabellón. Luego pasa a Ilo a reunirse con parte de la flota chilena y allí se decide que sea el capitán de fragata Manuel  Thompson quien comande el monitor, y quien perdiera la vida cuando un proyectil de 500 libras le cayera, destruyendo su cuerpo.
 
El Huáscar continuó sirviendo a Chile en la guerra, bloqueando y bombardeando nuevamente el Callao; más adelante se le usa como parte de los bombardeos a las trincheras peruanas emplazadas para la defensa de Lima en enero de 1881.
 
Una de las misiones más tristes que le cupo llevar a cabo al Huáscar con sus nuevos dueños, fue la ocurrida el 11 de junio de 1881, cuando su capitán Emilio Valverde toma posesión del puerto de Paita, lugar de nacimiento de Miguel Grau.
 
Así como vemos, el Huáscar chileno, es un buque usado para desmoralizar al Perú, sus cañones originales, fueron cambiados en 1880, y en 1885 ya acabada la guerra es sometido a importantes reparaciones y modificaciones; en 1888 se le usa para el traslado de los restos de Arturo Prat, el capitán de la Esmeralda que muriera en su cubierta. Tuvo actuación opaca en la guerra civil chilena de 1891, para luego ser dado de baja en 1896 por el estallido de una de sus calderas, finalmente fue restaurado y se mantiene cautivo en Talcahuano donde está fondeado en la base naval de ese puerto y exhibido como un trofeo de guerra, en él se muestran las historias de sus comandantes muertos en su cubierta.
 
Lo último que se conoció del destino que se le quería dar al Huáscar, lo conocemos gracias al texto de Ernesto Yepes del Castillo en “Para que no se repita: Como se Negoció el Tratado de 1929” y en el encontramos las conversaciones entre los norteamericanos y chilenos para definir la frontera terrestre por el problema de Tacna y Arica; el 17 de noviembre de 1928, ante la ya imposibilidad de realizar el Plebiscito Internacional pactado en la clausula tercera del Tratado de Ancón, Chile busca realizar la partija del territorio y entre otras cosas propone a los norteamericanos por medio del Presidente Ibáñez del Campo que se devolverán los trofeos capturados en la guerra para sellar una paz definitiva, sobre la base de la cesión de Arica por parte del Perú.
 
Posteriormente en marzo de 1929, los EEUU pensaban que Chile estaba más por el fracaso de las negociaciones sobre la provincias peruanas; como muestra que esto no sucedería y que los sureños estaban dispuestos a culminar las negociaciones, el 7 de marzo de 1929 el Embajador chileno acreditado en los Estados Unidos le asegura al Secretario de Estado norteamericano Francis Kellog que “su gobierno ofrecería al Perú retornar un barco de guerra y trofeos tomados al Perú durante la guerra, lo que tendría probablemente un gran efecto en el Perú”
 
Como ya se conoce nada de esto se realizó.
 
La fórmula más conveniente para el retorno del viejo Monitor Huáscar al Perú fue justamente cuando se definió la frontera terrestre, era lo más indicado, pero cuál es el verdadero fin que se le debe dar a una nave que tuvo mayores honores cuando estuvo al servicio del Perú? Y que al ser utilizado por su captor contra su legitimo propietario difiere en antagónico y con una impronta de vergüenza para el elemento peruano y de superioridad para sus nuevos dueños?
 
Miguel Grau Seminario, dijo: “Si el Huáscar no retorna al Callao, tampoco retornaré yo”, esta frase conocida en nuestros libros de historia, marca el sino del emblemático navío para los designios peruanos, lo que implica que el Huáscar sin Grau no existe.
 
Por otro lado, en el combate de Angamos después de una resistencia heroica, los oficiales peruanos del Huáscar deciden hundirlo para que no quede en manos enemigas, y como se sabe esto fue imposible ante el abordaje del invasor quien lo capturó y le puso su enseña en su driza para ser exhibido.
 
Cuando el Huáscar estuvo nuevamente operativo, la resistencia peruana tenía como finalidad hundir la nave, logrando solo dos objetivos, hundiendo a La Covadonga en Chancay y al Loa en Ancón.
 
Analizando fríamente la situación, ¿debemos tomar parte por el destino que querían los peruanos o el destino que le da Chile hoy?. Los peruanos querían hundir la nave y los chilenos la rescataron para usarla contra nosotros y luego tenerlo como trofeo de guerra. Por cada momento que siga a flote aquel navío que tanta gloria dio al Perú durante los seis meses de la guerra con pabellón peruano, son momentos que siguen recordando el holocausto de Angamos y la ignominia que algo tan emblemático para el Perú, nos atacó.
 
Raúl Porras Barrenechea en su vasto “Fuentes Históricas Peruanas” transcribe una cita de Jacinto López de su célebre “Historia de la Guerra del Guano y el Salitre” sobre la campaña del Huáscar: “Mientras este solo buque peruano, el Huáscar, subsistiese, mientras el Huáscar estuviera en el mar, mientras Grau estuviera en el Huáscar, Chile no desembarcaría un solo soldado en territorio peruano y las hordas de la conquista se pudrirían en Valparaíso y Antofagasta, en la larga espera del desenlace de la guerra del Huáscar contra la escuadra chilena. Este es un hecho sin precedente en la historia de las guerras navales del mundo entero. El Huáscar prestó al Perú servicios incomparables. El solo hiso la guerra naval. El solo protegió al Perú contra la invasión. El solo hizo la obra de una escuadra. Este es el interés y la lección de esta historia. Esta es una epopeya como la de la independencia. Este es el pedestal de Grau y la gloria del Perú. Este es el milagro naval de la guerra del Pacifico”.
 
Palabras de un extranjero que honran la memoria de los combatientes peruanos y que nos llenan de fervor patriótico al ser herederos de este legado que muchos pueblos ya quisieran tener.
 
Seamos dignos de nuestra historia tan llena de actos heroicos como el de Angamos y que mejor que honrar a nuestros héroes, en no solicitar, en no pedir y en no propiciar devoluciones de trofeos de guerra que aunque nos pese, fueron ganados en batalla, y solo en una batalla, estos pueden ser recuperados, pedirlo es humillante y deshonra la memoria de aquellos que se inmolaron por nuestro país.
 
Una cosa es pedir y lamentarse de que una presa tan famosa como el Huáscar nos sea devuelta y otra que el vencedor nos la devuelva sin ninguna condición como un gesto de buena voluntad. Por eso, como herederos de esta gloria no manoseemos ni convirtamos un tema tan delicado como histórico, en un asunto de noticia del día para luego al cabo de solo momentos sea un simple recuerdo.
 
Las últimas reacciones por las palabras del ministro de Defensa de Chile, que fueron sobredimensionadas por la prensa de uno y otro país demuestran los resquemores que siguen existiendo en nuestras políticas internas. En Chile Carolina Toha y Patricio Aylwin manifestaron su posición favorable pero con condicionamientos; y los diputados Ulloa y Tarud se negaban rotundamente. Mientras en el Perú encontrábamos que el destino era hundir al buque, que fue propuesto por el vicepresidente Luis Giampietri Rojas, quien como marino y conocedor de las tradiciones navales de su arma fue atacado por algunos políticos que desconocen el tema.
 
Un torpe por allí deslizó la idea que el Huáscar debería estar anclado en Arica para que los peruanos pudiéramos visitarlo, ya que Talcahuano está muy lejos, olvidando que un ancestro suyo fue el que huyó de Arica para no dar cara al combate el 7 de junio de 1880 cuando era jefe del Batallón “Cazadores de Piérola”.
 
Si el Huáscar nos es devuelto, esta devolución debe ser sin ninguna condición, así con seguridad será llevado al Callao para los homenajes correspondientes y luego el Perú respetuoso de los acuerdos que firma, solicitaría a Chile el ingreso nuevamente del monitor, acompañado de parte de nuestra escuadra, la misma que debe ser recibida por su par chilena para llevarlo juntos a Punta Angamos y hundirlo con los más grandes honores que ambos pueblos puedan ofrecerle y como mensaje y ejemplo al mundo de darle el fin correspondiente a un buque que sigue siendo un símbolo de la heroicidad peruana y un trofeo glorioso de la supremacía chilena ante su mayor peligro.
 
Hoy, Chile es el dueño del Huáscar, lo ganó en batalla, desigual sí, pero un hecho de armas al fin, y como tal debemos de respetar la decisión que Chile haga con lo suyo. La absurda proposición a que el Huáscar vuelva al Perú para que también sea exhibido en el puerto del Callao, no solo es una afrenta a nuestra historia, sino el de estar de acuerdo con lo que sus captores quisieron, y mantenerlo por un mero acto de frivolidad nos denigra como peruanos y no nos hace merecedores de la dignidad y la honra que nos legaron nuestros ancestros.

martes, 17 de agosto de 2010

Mar para Bolivia?

Juan C. Herrera

Los Bolivianos dicen: "El mar nos pertenece por derecho...."

Cual derecho? si el derecho que tuvo Bolivia, lo mantuvo vigente por el Pacto de Tregua de 1884, para luego perderlo sin que los cañones le apunten a su capital, sin que ningún soldado chileno se encuentre en Conchabamba, La Paz, Santa Cruz etc.

El derecho que Bolivia tuvo al mar, lo perdió aquel momento que suscribieron los acuerdos de 1904 que con mansedumbre cedieron el territorio lloriqueando a cambio de concesiones, ferrocarriles y dinero.

Recuperarlo es un deber...

Que van a recuperar estos bolivianos entrometidos, el mar? a que precio? de ser así devolverán lo que Chile les dio?, que deber tiene esa gente de recuperar algo que ellos mismos han firmado en ceder?

Lo que Bolivia debe recuperar (si es que alguna vez lo ha tenido) es la decencia, deben de recuperar la vergüenza, y no comportarse como país necesitado de "CURATELA".

Bolivia no solo ataca a Chile por "conquistar" su territorio litoral, cuando ellos fueron los que le usurparon al Perú; ataca al Perú también porque según ellos nosotros somos obstáculo para su salida al mar.

Esta nación enagenada por su falta de civismo, al estar acostumbrados a no honrar lo que firman siempre se encontraran contra Chile y Perú en su afán de una salida al Pacífico, y si alguna vez la tienen a costa de Chile, estamos seguros que seguirán pidiendo mas y mas a ver hasta donde se lo permiten las autoridades chilenas y que tanto el Perú ayuda también para su "desarrollo", porque esta gente está acostumbrada solo a pedir, solo a estirar el brazo con una lánguida mirada, para después entre sus pares envidiar el progreso de los demás.

Lo transcrito por el amigo Z.S. es contundente y demuestra que la costa del Perú colindaba con Chile. Es mas, tengo un mapa de 1797 donde se puede apreciar que Perú llegaba hasta el Loa y su confín era Chile en el Atacama. Claro que después Atacama junto con Chile fue agregado al viejo virreynato del Perú, en 1805.

Por otro lado, el territorio que hoy comprende Bolivia antes se denominó Charcas o Audiencia de Charcas, la que fue desmembrada de la audiencia de Lima para que después su jurisdicción pase a poder de Buenos Aires. Charcas siempre estuvo supeditada a algún virreynato. Nunca tuvo nada propio. Tal vez sea por eso que gustan de estar siempre supeditados a las voluntades de alguien porque nunca actúan por si mismos salvo sea para violar lo que suscriben.

Bolivia, una vez independiente, y con litoral ya usurpado, su salida al comercio exterior la hacían siempre por Arica ya que sus puertos no estaban habilitados como la civilización de la Época lo requería. Anteriormente yo explicaba que Antofagasta fue hecha por chilenos y así es como la guerra los encontró, con mayoría de población chilena, ya que los bolivianos no tienen una cualidad marítima como Chile y Perú. Así fue que Bolivia al comercializar por Arica hicieron de ese puerto su primcipal acceso al Océano y así pensaron que por el uso, esa era la salida natural y lo requirieron al Perú en mas de cinco oportunidades antes del conflicto de 1879 y en dos oportunidades estuvimos a punto de irnos a la guerra. Es mas, en 1878 a raíz de un mapa de Tarapacá como parte integrante de Bolivia fue que Paz Soldan  escribió su opúsculo "Verdaderos límites entre Perú y Bolivia" donde demostraba que Atacama era parte integrante del Perú al nacer independiente.

Perú y Chile siempre limitaron en el sur, desde la Colonia cuando se separó el Virreynato de la Capitanía y cuando nacieron independientes, hoy los tratados de Ancón de 1883 y de Lima de 1929 sellan definitivamente esa vecindad que nunca debió ser violada por terceros que solo han significado problemas para ambas naciones. Por ello siempre me quedo con la frase de Leguía, cuando recibió al Plenipotenciario chileno Emiliano Figueroa Larrain después de 18 años de rotas las relaciones entre ambos países:

"Ya era tiempo... de volver por las tradiciones del pasado, que nos unieron fraternalmente, a la sombra de una historia forjada por héroes comunes y sobre un suelo cuya continuidad, trazó la mano de Dios".

jueves, 12 de agosto de 2010

Arica Puerto Natural o Alto Perú Complemento Natural?

Félix Calderón
Agosto 04, 2007


El Alto Perú fue durante gran parte del periodo colonial un componente importante del virreinato del Perú y solo fue desmembrado en 1783 para anexarlo a la audiencia pretorial de Buenos Aires. Sin embargo, desde 1810 mantuvo vínculos políticos incuestionables con el virreinato de Lima los mismos que se acentuaron desde 1811. En suma, se puede decir que durante el coloniaje por apenas algo menos de 28 años, el Alto Perú fue separado de su atávica y milenaria entraña andina del Bajo Perú. De allí que lo promovido por Bolívar desde junio de 1824, en Yanahuanca, fue antes que nada un acto anti-peruano, destinado a debilitar al Perú, desmembrando con la ayuda de cantos de sirena y de una manipulación grosera una parte vital de su hinterland en las altas tierras y, por añadidura, le dejó con la inopinada nueva República serios problemas limítrofes para nada ajenos en la infausta guerra de 1879 y que, por fin, pudieron zanjarse en 1909. Por eso, más desafortunado no pudo haber sido el encuentro del Perú con Simón Bolívar.Si nos atenemos a lo que escribió el historiador boliviano Alcides Arguedas en la Historia General de Bolivia.- El proceso de la nacionalidad- 1809-1921 (La Paz.- Arnó Hermanos, editores.- 1922), si bien la noticia del cautiverio del rey Fernando VII por los franceses llegó a Chuquisaca el 17 de setiembre de 1808, una primera revuelta, en apariencia de lealtad a la monarquía, recién se produjo el 16 de julio de 1809. Días más tarde, el 24 de julio, se organizó la Junta Tuitiva con quince vocales, agregando Arguedas: “El primer paso que dio la Junta Tuitiva fue anunciar a Chuquisaca el movimiento que acababa de operarse en La Paz y en dirigir engañosamente, un oficio al virrey de Lima (sic) protestando adhesión al monarca destronado; oficio tácitamente desmentido por la proclama que enseguida se lanzó al pueblo y en la que renegando de haber guardado ‘un silencio parecido a la estupidez’ ante la política opresora del conquistador, anunciaba haber llegado la hora de sacudir la odiosa dominación.”Aparte de reconocer Arguedas esa respetuosa relación política con Lima, no es menos contundente que haya sido el propio virrey de Lima que, alarmado por los sucesos en el Alto Perú, encomendara al poco tiempo al brigadier José Manuel Goyeneche, a la sazón presidente del Cuzco, a debelar todo movimiento, abierto o encubierto, que tuviese por fin galvanizar la libertad de los pueblos. Goyeneche, con ese fin, concentró tropas que estaban dispersas en Puno, Arequipa y Cuzco, llegando a reunir un ejército de 5000 hombres. Empero, cuando se aproximaba a La Paz, el 30 de setiembre, la auto-denominada Junta Tuitiva tomó la decisión de disolverse. Tal vez prematuramente, si se repara en el hecho que el 7 de noviembre de 1810 el argentino Balcarce apresuró su marcha al Alto Perú, derrotando a los realistas en Suipacha.“El movimiento independiente tomó proporciones incontenibles, pues fue secundado primeramente por Chuquisaca el 13 de octubre y el 16 de noviembre por La Paz, adhiriéndose ambas localidades al gobierno de Buenos Aires y desconociendo al de Lima (sic).” (Ibid.). Sin embargo, el 20 de junio de 1811, Goyeneche destruyó completamente las tropas desprevenidas del argentino Castelli. Y éste acobardado huyó hasta Buenos Aires. De este modo, el Alto Perú quedó en pocos meses pacificado por Goyeneche, llegando éste a ser reemplazado en 1813 por Joaquín de la Pezuela que fue quien hizo frente al avance del general Belgrano, triunfador en Tucumán el 24 de setiembre de 1812, derrotándolo dos veces, en octubre y noviembre de 1813, e imponiendo luego con violencia la pacificación. Tres años más tarde, en mayo de 1816, fue este mismo Pezuela quien viajó a Lima para reemplazar al virrey Abascal, quedando en su lugar el general La Serna que años más tarde, en el verano de 1821, lo depuso asumiendo la jefatura de un virreinato del Perú ya parcialmente independiente.A la luz de los antecedentes, se puede afirmar, sin ligereza alguna, que cuando en 1811 el Alto Perú acentuó su dependencia del virreinato del Perú, aquél se circunscribía, territorialmente hablando, en lo esencial, a la Audiencia de Charcas y, por lo mismo, no tenía por el oeste acceso al Océano Pacífico ni por el norte se extendía a los “territorios incógnitos.” Confinaba con ellos, pero no los comprendía. Ergo, los territorios incógnitos y la provincia de Chunchos eran “dos conceptos distintos.”Por eso, no es exagerado decir que la crisis que empuja a Chile a agredir al Perú en 1879 se gestó en 1825, cuando un déspota y anti-peruano Bolívar, ordenó a su fiel asistente de origen irlandés Burdett O’Connor a encontrar un puerto para el Estado que trataba de crear a expensas del Perú, arrebatando obviamente una porción de la parte sur de lo que había pertenecido al virreinato de Lima. Para nada tuvo en cuenta su propia receta de respetar el uti possidetis de 1810, ni tampoco se detuvo en preguntar su parecer a un Consejo de Gobierno peruano totalmente obsecuente y mantenido en la más completa ignorancia. Simplemente procedió por diktat sin reparar en el desidératum de los pueblos. El relato que ha dejado para la posteridad ese aventurero irlandés es francamente de antología:“Pasé todo el mes de octubre en Tarija (1825) con la Legión Peruana. Llegó el correo de 4 de Noviembre, y me trajo dos notas oficiales del general Sucre; en la una de ellas ordenándome, por disposición del Libertador, desocupara inmediatamente la plaza de Tarija, por haber cedido dicha provincia al gobierno argentino (sic), en el arreglo hecho con su Legación (...), y despachar la Legión Peruana a Potosí. La otra empezaba en estos términos: “Al señor coronel jefe de Estado Mayor General, Francisco Burdett O’Connor.- Señor: Su Excelencia el Libertador ha tenido á bien conferir á Usía una comisión de suma importancia, la cual verificada con buen suceso, le granjeará no solo la honra, sino la gratitud de todos los pueblos del Alto Perú (sic)”, y seguía diciéndome que esta nueva República carecía de un puerto de mar (sic); que me dirijiese a la costa de Atacama, levantase un mapa de Loa, Cobija, Mejillones y Paposo, y habilitase para el comercio el que encontrase mejor. Pocos días después, en cumplimiento de esta orden, salí de Tarija y me dirigí á la villa de Tupiza (…). (…) De Toconao, en cuyo pueblo me dejó Fermín Torres, pasé al pueblo de Atacama, capital de la provincia, distante diez leguas de Toconao, camino muy llano. En Atacama encontré de guarnición al capitán Casanova, con la compañía de cazadores del batallón segundo del ejército del Perú, cuyo cuerpo dejé de guarnición en Potosí cuando marché para el sur. (…) Pasé por Calama, Chacance y Culupo, y llegué a Cobija sin novedad. (…) En Cobija no encontré más que un hombre, cochabambino, llamado Maldonado. Este me dijo que habían muerto de viruelas todos sus changos, pescadores de lobos, que no había más vivientes en el puerto que él y su hermano (…). Al día siguiente llegó al puerto el bergantín de guerra Chimborazo con el jefe de la escuadra colombiana en el Pacífico á bordo, de orden del Libertador (sic), para llevarme con él con el objeto de reconocer todos los puertos que tenía anotados (sic) en mi nota de instrucciones (sic). (...) La primera noche que pasé á bordo del Chimborazo fue la del 9 de diciembre, primer aniversario de la victoria de Ayacucho, y el comodoro que mandaba el bergantín Chimborazo era el capitán Carlos Wright, del batallón Rifles, de Bomboná, primero de la guardia. Había servido con su batallón en la batalla de Ayacucho, y sabiendo el Libertador que había sido guardia marina en el servicio inglés, que equivale á cadete en el ejército, le nombró comodoro de la escuadra colombiana en el Pacífico, y esto por necesidad, tan escasos eran los hombres aptos de quienes el general Bolívar tuvo que valerse para el servicio. Al día siguiente emprendimos el reconocimiento de todos los puertos mencionados en mis instrucciones y hallamos que el de Cobija tenía el mejor fondo para ancla y el puerto más cómodo también, aunque escaso de agua, pero de poder aumentar la cantidad. Me separé del comodoro en el puerto de Loa, que no es más que una rada, y con el agua del río Loa, tan salada que no se puede beber. El puerto de Mejillones es hermoso, pero carece de agua. El de Paposo tiene río con pescado que le entra, pero como el tránsito desde Paposo por tierra á Atacama no tiene una gota de agua, ni pasto, y por estas razones inverificable. Empero, si yo hubiese podido penetrar en lo futuro, hubiese habilitado los dos puertos, el de Paposo y el de Atacama; el primero con almacenes para desembarco de las mercancías, y el segundo para punto de partida hasta Potosí, disponiendo que los fardos y demás cargas se transportasen del un punto al otro en lanchas, arrimándolas á la costa sin peligro alguno. De este modo se hubiesen evitado las posteriores pretensiones infundadas de Chile, y su usurpación en la provincia más rica de Bolivia. Había encargado al corregidor Maldonado llevar mis mulas por tierra hasta la boca del río Loa, con mi asistente, y cuando me separé del comodoro seguí mi camino río arriba hasta el puerto de Quillagua, adonde llegué la misma tarde. El comodoro se dirigió al puerto de Arica á tomar á su bordo al Libertador de regreso de Chuquisaca y llevarlo á Lima.”“Este puerto de Arica era en el que se embarcaban para España todas las encomiendas procedentes del Alto Perú. (…) Desde Quillagua despaché á mi asistente á Atacama á traerme mis animales y petacas (…) y entretanto me ocupé de reconocer todas las inmediaciones del pueblo y de dirigir al general Sucre mi primer parte del resultado de mi comisión hasta aquí. No sé si recibió el pliego; pero lo cierto es que no tomó providencia alguna sobre los datos que le dí relativos á la demarcación entre el Bajo y el Alto Perú (sic). Lo que puedo asegurar con confianza es que si yo hubiese acompañado al comodoro hasta Arica, si me hubiese visto allí con el Libertador, que pasaba á Lima, y si le hubiese hecho sabedor de los datos que había tomado de los ancianos en Quillagua, el Libertador, á su llegada, á Lima, hubiera arreglado todos los linderos entre el Alto y Bajo Perú por un decreto (sic), el cual hubiera aumentado el territorio de Bolivia, con todo el collado del Cuzco, desde el abra de Santa Rosa, y por la costa desde el río de Tambo (sic), entre Torata y Arequipa; y como se reconocía al Libertador por presidente de ambas Repúblicas, jamás hubiera habido oposición la más pequeña a su decreto (sic).” (F. Burdett O’Connor: Independencia Americana-Recuerdos de Francisco Burdett O’Connor.- Sociedad Española de Librería-Madrid. Escrito en 1869).Como puede apreciarse, hubiese sido muy fácil durante esos fatídicos meses arrebatarle al Perú inclusive parte de Arequipa. Enhorabuena que O’Connor no viajó a Arica para encontrarse con el veleidoso caudillo militar que, como se aprecia más en detalle en el Tomo Tercero Descodificando la creación de Bolivia, de la serie Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar, regresaba apuradamente a Lima para defenestrar a algunos diputados peruanos que podían tirar por la borda su libreto urdido para hacer del Perú, en el colmo del cinismo, el promotor de la separación del Alto Perú y de la “dictadura perpetua.” Asimismo, ese recuento sirve para calibrar mejor la otra cantidad de problemas limítrofes que el malhadado caraqueño dejó al Perú en prueba de su deslealtad.Según lo relata el mismo Arguedas, y confirma ese designio avieso en perjuicio del Perú, en una carta escrita por Sucre a Bolívar, en 1823, suponemos desde Lima, aquél hizo una abierta crítica de la conducta de Santa Cruz en el Alto Perú como comisionado de Riva Agüero, subrayando que más que con un objetivo militar, “iba a esas regiones con el fin de ‘apoderarse de las provincias del Alto Perú y segregarlas del Perú y Buenos Aires, formando un Estado separado.” Pero, al enterarse que La Serna se acercaba al Alto Perú, Santa Cruz no dio ninguna batalla, optando por “emprend(er) una precipitada retirada que más tenía trazas de vergonzosa huída, perdiendo en la ruta la casi totalidad de sus 7000 hombres”, concluye Sucre. (Ibid.). ¿Despertó esa carta la ambición del caudillo militar de hacer parir un nuevo Estado?Veamos algunos fragmentos de cartas de Sucre, entre muchas otras, en busca de la respuesta:“(...) Mil veces he pedido a V. instrucciones respecto del Alto Perú y se me han negado, dejándome en abandono; en este estado yo tuve presente que en una conversación en Yacán (pueblo cerca de Yanahuanca) me dijo V. que su intención para salir de las dificultades (sic) del Alto Perú era convocar una asamblea de estas provincias.” (Carta de Sucre a Bolívar de 4 de abril de 1825 en Vicente Lecuna: Documentos referentes a la creación de Bolivia.- Tomo I).“(...) Yo pienso irme a Puno a encontrar al general Olañeta para arreglar definitivamente las cosas del Alto Perú; mas me demoraré aquí tres días por solo esperar instrucciones de V. (sic); si no me llegan, me sujetaré en cualquiera transacción a las conversaciones que sobre estos asuntos tuvimos en Yanahuanca en el mes de junio (sic). (Carta de Sucre a Bolívar de 11 de enero de 1825.- Ibid.).“(...) Me ha dicho el doctor Olañeta que él cree difícil, sino imposible (sic), reunir las provincias altas a Buenos Aires; que hay una enemistad irreconciliable (sic): que o se quedan independientes o agregadas al Perú (sic), en cuyo caso quieren la capital en Cuzco, o más cerca de ellos. Sirva de gobierno esta noticia que está corroborada por otras muchas más (sic).” (Carta de Sucre a Bolívar de 5 de febrero de 1825.- Ibid.).“(...) no obstante que las provincias están muy determinadas a no ser argentinas (sic); los partidos están entre ser independientes o del Perú (sic); a lo último se inclinan los hombres de más juicio (sic).” (Carta de Sucre a Bolívar de 23 de abril de 1825.- Ibid.).En síntesis, mediante evidencias e indicios dejados por las comunicaciones cruzadas entre Bolívar y Tomás de Heres con Sucre y Santander, puede sostenerse que el veleidoso caudillo militar sí tuvo la intención de dividir el Bajo y Alto Perú desde antes de la batalla de Ayacucho. Concretamente, por lo menos desde junio de 1824, por confesión de su lugarteniente. Pero, no es improbable que haya sido desde antes, inclusive desde la fecha en que tomó conocimiento de la rebelión de Olañeta en el Alto Perú. Con esa intención en mente, solo conocida por uno o dos de sus más fieles servidores, Bolívar quiso evitar ser otra vez sorprendido como sucedió en Guayaquil, en que un sentimiento pro peruano se instaló prematuramente en el seno de la Junta de Gobierno (Tomo Primero: La usurpación de Guayaquil de la serie Las veleidades autocráticas de Simón Bolívar). Por eso, desde antes de la batalla de Ayacucho buscó acercarse a Olañeta, seduciéndolo para que se haga su aliado. (Véase el Tomo Segundo La fanfarronada del Congreso de Panamá). Juego infructuoso que continuó por inercia, producida la derrota de los realistas en la Pampa de la Quinua, hasta que Bolívar se enteró por Sucre en febrero de 1825 que la situación podía precipitarse, reviviendo con ansiedad en su mente, imaginamos, la difícil experiencia de Guayaquil. Su fiel lugarteniente se limitó en todo esto a dar cumplimiento a lo que en su leal entender era el pensamiento del ambicioso caudillo, tal como éste le confesó en Yacán en junio de 1824, en el sentido de forzar la independencia de esas provincias del altiplano. Había que fraccionar el Perú, debilitarlo, para desplazar el centro de gravitación geopolítica hacia el norte.